Con la llegada de la Navidad, una casa de Villafañe, a pocos kilómetros de León y perteneciente al Ayuntamiento de Villasabariego, vuelve a encender sus luces para dar inicio a una tradición que, año tras año, reúne a vecinos y visitantes. No se trata solo de iluminación navideña, sino de un proyecto cargado de ilusión, trabajo en familia y mucho corazón.
“Encender las luces ya es una tradición”, cuentan desde la familia, que abre las puertas de su casa para que nadie se pierda las novedades de este año. Su mayor premisa es compartir: compartir su trabajo, su creatividad y, sobre todo, la ilusión que ponen en cada detalle. Y de ilusión, aseguran, van “sobrados por los cuatro costados”.
La decoración destaca por su originalidad y su compromiso con el reciclaje. Todo vale cuando hay imaginación: un pueblo navideño hecho con cartones de lecho, trineos de Papá Noel creados a partir de cartones de huevos, renos fabricados con troncos, cascanueces con rollos de papel higiénico o un simpático muñeco de nieve con ruedas. La puerta de la casa se transforma en un auténtico Candy bar, repleto de piruletas y caramelos elaborados con goma eva.
Detrás de este despliegue hay un gran trabajo en equipo. Madre, padre e hija comparten la pasión por las manualidades y se complementan a la perfección: “Lo que no se le ocurre a uno, se le ocurre al otro”. El padre, además, es el responsable de la compleja instalación de las luces, un trabajo tan silencioso como imprescindible.
Uno de los momentos más especiales llega con la visita de los más pequeños. Para ellos, la familia prepara pequeños detalles hechos a mano con tapas de tarros, regalos sencillos pero cargados de significado. “La cara de ilusión de los niños es lo que nos queda guardado en el corazón y lo que nos anima a seguir mejorando año tras año”, explican emocionados.
Lo que comenzó como una afición se ha convertido en una cita imprescindible de la Navidad para muchas personas, que ya lo incluyen en su agenda festiva como una tradición más: acercarse, compartir un rato juntos y dejarse contagiar por el espíritu navideño.
