El doctor Vicente Arraez, fundador de la Fundación Metta, participa este jueves en León en una jornada bajo el título ‘¿Y si morir no es lo que parece?’, organizada por Activos y felices. Cuenta con más de 30 años de experiencia como médico especialista en la UCI de un Hospital Universitario, más de 5 años como coordinador de trasplantes, fundador y presidente de la fundación Metta-Hospice, profesor universitario, ponente y conferenciante, es además autor del libro ‘La muerte y el morir’, y organizador de las Jornadas internacionales sobre la muerte y el morir durante 15 años. Como fundador y presidente de la Fundación Metta Hospice, Vicente Arráez ha demostrado su compromiso con la mejora de la atención y el cuidado de pacientes en el ámbito de los cuidados paliativos y la atención al proceso de morir. Su labor como editor y coautor del libro ‘La Muerte y el Morir’ refleja su contribución al conocimiento en el campo de la medicina, la atención y la humanización de la sanidad
¿Por qué la muerte es tan temida en nuestra cultura, por qué la ocultamos, por qué es un tabú?
Al hablar de la muerte se está tomando consciencia de aspectos que ponen en evidencia nuestra vulnerabilidad como seres humanos, por un lado nuestra impermanencia y por otro lado el sufrimiento que conlleva todo aquello a los que nos apegamos, fundamentalmente nuestro cuerpo biológico. Responder a estas condiciones tratando de controlarlas o evitarlas es inútil y una salida es ignorarlas. Esta forma de responder ante lo inevitable es algo que ha ido tomando forma en épocas recientes de nuestra historia, sobre todo en el mundo occidental, en donde ha ido tomando protagonismo la relación muerte-enfermedad y se ha ido institucionalizando el abordaje del morir como un tema sanitario. La muerte es la otra cara de la vida. Y por tanto tiene que ver con la vida misma y su transformación.
¿Por qué los seres humanos tenemos la certeza de que todos vamos a morir, pero vivimos como si esa realidad no fuera a sucedernos nunca, ni a nosotros ni a nuestros seres queridos?
Tiene que ver con la pregunta anterior. Apartamos aquello para lo que no tenemos respuesta y no podemos evitar.
¿Considera que la vida es un valor absoluto, un "don divino" y que debe conservarse, perpetuarse el mayor tiempo posible en cualquier circunstancia?
No, la vida es simplemente una oportunidad, un regalo, tratar de perpetuarla es no comprender que la vida es cambio y transformación permanente, una transformación más es la muerte. En realidad estamos muriendo continuamente, lo que llamamos vida ha muerto, se ha transformado y solo tenemos el instante presente para crear el momento siguiente, la vida es lo que esta en el futuro. Y el futuro solo lo podemos crear muriendo. Cuando tratamos de perpetuar lo que esta en continuo cambio, solo generamos frustración y sufrimiento innecesario. Lo que morir nos pone delante es el sentido de la vida, como algo dinámico, como la esencia de nuestra creatividad que solo dura un instante y se transforma, para ello merece la pena reconocer la plenitud de cada momento, sin aferrarse a lo que tiene que morir.
En nuestra cultura parece que impera un paradigma que considera a la muerte como el final de la vida, entendiendo la vida como el continuo de nacer, vivir y morir y que todo se acaba con ella, que no hay nada más allá. ¿Qué opina sobre este aspecto?
Nuestra visión antropocentrista nos permite creer que el protagonismo lo tiene lo que llamamos vida. En realidad biológicamente, el proceso de morir esta permanentemente presente, las células van muriendo y a partir de cada una que muere van naciendo tras. En cinco años todas las células del cuerpo han muerto y han nacido las que tenemos en el momento presente. En la naturaleza todo va muriendo y dando lugar a nuevas vidas que a su vez van muriendo como un proceso de transformación continuo. En realidad la muerte no existe como final de la vida. Todo aquello a lo que nuestra mente da forma como realidad absoluta es mera construcción. Representamos la materia como algo formal, que incluye nuestro propio cuerpo y perdemos de vista que todo es manifestación de energía con la que construimos la realidad cotidiana. Nuestros sentidos reciben estímulos en forma de ondas, de forma que cada sentido es sensible a un tipo de frecuencia, y nuestro cerebro construye, con esa información los mapas a los que definimos como colores, formas, olores..., No existe el color rojo, ni el olor de un perfume o el sabor de un guiso. Todo lo que construimos como realidad son solo experiencias que expresan fragmentos de la conciencia como escenario de no dualidad, difícil de comprender desde nuestra dimensión dual y basada en los sentidos y las limitaciones de la mente. Ante las preguntas ¿de dónde venimos? Y ¿A dónde vamos? Solo podemos contestar intuitivamente adentrándonos en el misterio y tomando consciencia de cómo, a través de experiencias, en esta dimensión de no dualidad, llegamos a reconocer el espacio único del que somos parte fragmentada. Las experiencias místicas, las situaciones frecuentes de no dualidad, de vivir plenamente un instante, nos dejan entrever esa dimensión intangible. Nos disolvemos de esta dimensión, se disuelve todo lo tangible y morir solo es un proceso de expansión de la consciencia.
¿Qué motivos la han llevado a la creación de la Fundación Metta-Hospice, es decir, por qué nace la fundación?.
La Fundación Metta-Hospice surge como una evolución, tras una larga experiencia de acompañar a personas en proceso de morir, que nos ha permitido estar en contacto con el sufrimiento y las dificultades para acompañar y vivir ese periodo. La actitud, ya comentada, de ignorar nuestra mortalidad, impide darle sentido a ese periodo. Desde la fundación nos planteamos los objetivos de darle sentido al acompañamiento al proceso de morir, centrándoselas en la persona mas allá de la enfermedad, sin ignorar, por supuesto, el tratar de aliviar los síntomas que aparecen, pero dando lugar a un espacio en que prime el acompañamiento compasivo desde la presencia y el amor que nos conecta con la persona en transito. Nos ha movido a crear esta fundación el ser conscientes de que se puede ofrecer un acercamiento diferente a dicha etapa, tanto para el que muere como para el que acompaña y también dar soporte a los que quedan. Dar visibilidad al morir nos enseña a vivir plenamente. Ese es el argumento fundamental para poner en marcha la fundación. Darle sentido a la vida conscientes de nuestra impermanencia. Entender la vida como algo expansivo no como duración.
¿Cuáles son sus objetivos?
Los objetivos son: 1.- El acompañamiento a las personas en proceso de morir y a los que se quedan. 2.- La formación, a través de cursos presenciales y on line, de quienes lo deseen, desarrollando habilidades y conocimiento sobre el proceso de morir y las maneras de abordarlo, tanto a nivel personal como acompañantes. 3.- La investigación científica sobre el proceso de morir y la conciencia.
¿Quiénes la integran? ¿Puede hacerse voluntario/a cualquier persona?
La fundación tiene un patronato formado por personas con la misma visión y procedentes de diferentes campos. Tiene una estructura orgánica muy potente, para cubrir las diferentes áreas y una web y redes sociales para mantener la conexión con la ciudadanía. Así como una plataforma para la docencia y áreas informativas como un blog y biblioteca de temas afines. En su estructura práctica la componen profesionales de diferentes categorías, médicas, psicólogas, enfermeras, trabajadoras sociales, juristas y un amplio grupo de Voluntarios y voluntarias formados en nuestra visión, centrado en la espiritualidad laica, siempre respetuosa con cualquier creencia y valor de cada persona. Para hacerse voluntario de la fundación se requiere una formación básica esencial y el compromiso de colaboración de un año. Cualquier persona que lo desee puede hacerse voluntaria con estos requisitos iniciales. .