Montserrat: "No era una plantación, eran cuatro plantas y eran mías, de mi hija no"

La defensa argumenta que la marihuana se halló de forma casual y que no hay ningún indicio previo de tráfico, mientras que la fiscal ve contradicciones y cree que hubo negocio

I. Herrera
30/09/2015
 Actualizado a 13/09/2019
Madre e hija posan para las fotos con las plantas de cannabis.
Madre e hija posan para las fotos con las plantas de cannabis.
La marihuana estaba en casa de Triana y no trataron de negarlo, pero ambas rechazaron que hubieran comercializado con ella y argumentaron que era de la madre, la cual la utilizaba –fumada y en infusiones– para fines terapéuticos.

«Era de mamá», dijo Triana en respuesta a las preguntas de la representante del Ministerio Fiscal que, en su interrogatorio, trató de demostrar que la droga hallada en el registro practicado al domicilio de la hija de la asesina confesa de Isabel Carrasco la noche de su detención era usada para traficar.

La fiscal considera que hay pruebas de que la droga era de las dos y de que era para traficar por lo que mantiene la petición de condena La hija fue la primera en declarar en el juicio celebrado este miércoles en la sala de lo Penal número 1 de León. Podía no haberlo hecho, pero con tono de resignación aceptó contestar a las preguntas de las partes –acusación pública y defensa–. La droga aparecía en la habitación que habitualmente utilizaba su madre, Montserrat González, que en los últimos años prácticamente vivía allí con ella. Estaba guardada en una bolsa de Carolina Herrera. También asumió que los dispositivos informáticos en los que se encontraron fotografías de ella y de su madre con unas plantas de marihuana eran de ella, y que se habían hecho esas fotos, y que las plantas estaban en casa de su abuela materna en Carrizo de la Ribera, y que había visto cómo su madre la fumaba o la tomaba en infusión, «como un té americano», cuando «estaba más incómoda» a causa de los dolores.

Según sostuvo, ella nunca había fumado cannabis y su madre, en los meses previos a su detención, ya tampoco lo hacía. Concretamente desde antes de las Navidades de 2013, según dijo la propia Montserrat durante su declaración, a la que también accedió sin reparos. «La droga era para mí, no para traficar», empezó diciendo, «y era mía».

A la pregunta de la fiscal de por qué los 620 gramos de marihuana intervenida estaban repartidos en siete pequeñas bolsas con anotaciones, Montserrat dijo que «eran las bolsas que había encontrado por casa, bolsas de congelados» y que no recordaba qué anotaciones podía haber.

Contradicciones


La acusación pública hizo mucho hincapié en las contradicciones en las que ambas habían incurrido respecto a su primera declaración en la que la madre llegó a decir que le estaba guardando la sustancia a un amigo a cambio de que, cuando lo necesitase, le prestase una pistola. «No quería líos», dijo Montserrat ayer como explicación, «no estaba yo para pensar en esos momentos».

Además de la droga hallada en el domicilio sito en la calle Cruz Roja de la capital leonesa, la fiscal preguntó a las acusadas por la plantación que tenían en casa de la madre y abuela en Carrizo de la Ribera, «eran cuatro plantas y eran mías, de mi hija no», aseguró con rotundidad Montserrat que, en todo momento, trató de exculpar a su hija. Las había plantado después de que la misma amiga que le recomendó la marihuana como solución a sus dolores de espalda y rodilla, le diera unas semillas porque era más barato plantar que comprar. Tuvieron dos cosechas, una que se perdió, según explicaron, y otra de la que salió la droga hallada en la casa, aunque no quedó muy claro, porque también dijeron que había marihuana de la que le había dado la amiga. Además, Montserrat puntualizó que no era una plantación, que eran «cuatro plantas» para su consumo.

"Mamá la tomaba en infusión, como un té americano, cuando estaba más incómoda a causa de los dolores", explicó Triana En definitiva, las acusadas reconocían todos los hechos salvo la finalidad que apunta el Ministerio Público, el tráfico. Ambas partes rechazaron practicar más pruebas al margen de las declaraciones de las dos acusadas y se procedía así a presentar las conclusiones finales en las que la fiscal mantuvo la consideración de delito contra la salud pública entendiendo que existió tráfico de drogas por el que pedía para cada una de ellas tres años de prisión, además de una multa de 3.000 euros. A su juicio, existen pruebas de que la droga era de las dos y de que era para traficar. Lo argumentaba por las contradicciones en las que, señaló, habían incurrido las acusadas en las distintas declaraciones al respecto y en la cantidad hallada, y consideró que el exculpar a Triana forma parte de una estrategia de la defensa.

La defensa, por su parte, volvió a pedir la libre absolución. La de Triana por entender que «la mera convivencia no basta para establecer la condena de su hija por mucho que fuera su casa, que salga en las fotos...». Además insistió en que un informe médico acredita los dolores de espalda con los que Montserrat justifica su consumo.

«La utilizaba para conciliar el sueño», indicaba el abogado defensor que entiende que el hallazgo de marihuana fue «casual», que no había ningún indicio anterior que hiciera pensar que estas dos mujeres traficaran con droga. Y añadió que el tráfico no se determina por la cantidad de droga, «no vale por sí sola, puede ser un indicio», pero en este caso faltan los elementos auxiliares, «no hay balanzas, no había sospechas de que se vendiera droga en esa casa, no había gente que iba a comprar...», sostuvo el letrado de Montserrat y Triana –el mismo que ejerce su defensa en la causa pendiente para ambas por el asesinato de Isabel Carrasco– pidiendo la libre absolución de las dos mujeres en el caso de las drogas «que es lo que se juzga hoy».

En menos de una hora el caso quedaba visto para sentencia.
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