El municipio de
Puebla de Lillo celebró este sábado en su plaza cerrada las
XX jornadas dedicadas a la
tradicional matanza del cerdo al más puro estilo tradicional, ya que
no faltó ni la parva de orujo o mistela con pastas, tal y como dictaba la tradición para finalmente presentar ante el público asistente el gocho totalmente limpio. El objetivo era subastar un ejemplar que
pesó en canal más de 170 kilos y que en esta edición fue adjudicado por el precio de salida, que era de
350 euros, un precio inferior al que tuvo que pagar la organización.
El pasado año nadie pujó por el cerdo y al quedar desierto la adjudicación pasó directa al Ayuntamiento que se quedó con él, repartiéndolo entre los empleados municipales. En éste año fue
adjudicado a Pedro Castro, de Matallana de Torío, que fue el
único pujante de la subasta. Tras serle adjudicado, aseguró que lo emplearía para el consumo familiar.

Cerca de
una treintena de expositores, muchos de ellos ligadas a la alimentación, están presentes en la feria durante este fin de semana, aunque el esquí y el ocio de montaña también cuentan con varios stands. La muestra fue inaugurada por el alcalde de Puebla de Lillo,
Pedro Vicente Sánchez, acompañado por varios de sus concejales. "Esta feria va complementada con las jornadas gastronómicas en restaurantes del municipio. Tratamos de sacar a la gente de sus hogares para que vean como se hace una matanza y al mismo tiempo disfruten del día. También tenemos stands ligados a la temporada de nieve y no debemos olvidar que un núcleo importante de población del municipio depende de la estación invernal de San Isidro", aseguró el regidor.
Este domingo habrá además presencia de ganado equino en la feria y los restaurantes seguirán ofreciendo al público el mismo menú del sábado al precio de 22 euros. Está compuesto por morcilla y picadillo, patatas con costilla, lomo manos, morro, rabo y oreja, postre leche frita, arroz con leche o flan, vino prieto picudo y para rematar café de puchero y chupito de orujo.