Los que siguen 'pasándolas negras' los días de vendimia

La Bodega Casis lleva estos días a cabo la recogida a mano de la uva que producen sus viñedos en Gordaliza del Pino, una de las pocas que conservan esta tradicional tarea

T. Giganto
04/10/2018
 Actualizado a 16/09/2019
Estos días la Bodega Casis vendimia a mano las viñas que tienen dispuestas en vaso en sus parcelas. | FOTOGRAFÍA DE MAURICIO PEÑA
Estos días la Bodega Casis vendimia a mano las viñas que tienen dispuestas en vaso en sus parcelas. | FOTOGRAFÍA DE MAURICIO PEÑA
"Este año hay mucha más uva, ren ren rebereberén tralaralará, también habrá mucho vino. Bien pueden llenar la cuba, ren ren rebereberén tralaralará, en casa de mi vecino". Así cantaban antaño las cuadrillas de vendimiadores que salían bien temprano del pueblo para dirigirse a los barcillares o majuelos con jornadas interminables por delante en las que la dureza del trabajo se atenuaba entonando alguna que otra copla. Eran entonces sobre todo las mujeres quienes se disponían, tijera en mano, a doblar el lomo para hacer acopio de la uva que después se pisaría en las tradicionales bodegas cavadas en la tierra. Pero poco queda de aquello, aunque sí hay una resistencia en León que se niega a perder el trabajo manual de la vendimia otorgando así un valor añadido al proceso de elaboración de sus vinos. Es el caso de la Bodega Casis, en Gordaliza del Pino, donde su cuadrilla lleva estos días a cabo el proceso de la vendimia, una tarea que requiere de importante esfuerzo físico de lo que se deriva el dicho de "pasarlas más negras que en vendimia".

El tiempo es clave estos días y según la temperatura que haya así se empieza a una hora u otra. Por regla general las labores empiezan pronto, sobre las nueve de la mañana, y paran en las horas centrales del día que hace más calor para retomar el trabajo después, antes de ir a la bodega donde también son días de mucha actividad. "Al ser una bodega pequeña toca hacer de todo", comenta Ana Casis, propietaria de esta bodega que cuenta estos días con una cuadrilla de siete vendimiadores. Todos ellos se encargan de llenar los cubos de uva, producto que después se deposita en un pequeño remolque en el que se la llevan a la bodega procurando que llegue lo más íntegra posible y evitando golpes. Allí primero pasa por la despalilladora y posteriormente se inicia el proceso de elaboración del vino encubando el mosto. Desde que cortan el racimo hasta que llega a las instalaciones cuenta Ana que "no pasan normalmente más de dos horas".

El trabajo de Ana a pie de campo es también crucial. Sobre el terreno selecciona los mejores racimos para la elaboración de sus vinos que son el resultado de la materia prima que con tanto mimo va recolectando conforme la uva va madurando estos días, un factor que es diverso según la variedad del fruto. Racimo que está en condiciones óptimas de maduración, racimo que se recolecta y el que no, en la viña queda. "Tengo una viña vieja que está en vaso y eso hay que vendimiarlo a mano porque yo creo que para hacer, por ejemplo, tintos de calidad es mejor a mano", incide Ana, que cuenta con 14 hectáreas divididas en dos parcelas. Una de ellas está en espaldera y la otra tiene una parte así y otra en vaso, la que corresponde a las plantas más antiguas.

La experiencia también es un grado a la hora de elaborar el vino y eso se nota cuando toca enfrentarse cada año a la aventura que supone iniciar una nueva campaña. "El arte del vino es adaptarse al terreno, al viñedo y al clima de cada año que es diferente", cuenta Ana Casis, consciente de que la recolección es la que marca qué tipos de vinos se van a hacer y cómo.

"Hay que ser consciente de que la uva es fundamental como cualquier materia prima que después tiene que ser elaborada", reconoce. Por eso reclama mayor atención a los viñedos y que se valore más el trabajo de los viticultores. "Hacen un gran esfuerzo, cuidan de la uva y su trabajo no se reconoce lo suficiente, sobre todo en esta zona", lamenta partiendo de la base de que "si queremos hacer buenos vinos tenemos que tener buena uva y no mala".

La mala campaña que vivió el viñedo del sur de León el pasado año también pasó factura a las viñas de Casis que estuvieron afectadas por las heladas en algo más de un 50 por ciento por ello "es año está siendo complicado". Pero esta circunstancia, según Ana Casis, también se debe a que ha sido una temporada "muy extraña". "Hemos tenido un clima raro este año, con muchas lluvias en la época de floración", señala. Todo ello unido ha provocado una merma en la recolección de lavariedad Prieto Picudo, estando esta uva por debajo de un año normal.

Pero por muy mal que vengan dadas, nada impide afrontar una nueva campaña con ilusión como es el caso. Ana Casis hecha por tierra aquello de "pasarlas más negras que en vendimia" ya que reconoce que para ella es una época "muy bonita". "Si solo fuese vendimiar, yo sería feliz en contra de lo que muchos digan y sabiendo que se trata de un trabajo de campo y que por lo tanto tiene su dureza", dice. Para ella "lo complicado viene en bodega" y es que estos días no se descansa entre la recolección y los primeros pasos de elaboración del vino. Tanto hay que hacer que no queda tiempo ni para la ‘lagareta’, aquella vieja costumbre de refregar en la cara del vendimiador de al lado un racimo de uvas tintas. Sí permanecen las ganas de hacer el trabajo de estos días lo mejor posible, y eso es lo que cuenta cuando en unos meses se brinde con y por el resultado del trabajo de estos días.
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