López-Otín: "El cáncer no se erradicará nunca, pero cada vez se curarán más tumores malignos"

El catedrático en Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Oviedo insiste en que "llevar una vida sana es sinónimo de mejor salud, mayor longevidad y menos enfermedad"

Cristina Centeno
14/10/2022
 Actualizado a 14/10/2022
El catedrático Carlos López-Otín este jueves en León. | SAÚL ARÉN
El catedrático Carlos López-Otín este jueves en León. | SAÚL ARÉN
Carlos López-Otín, catedrático en Bioquímica y Biología Molecular en la Universidad de Oviedo, llegó este jueves a León con el ‘Tour del Cáncer’, organizado por la Asociación Española Contra el Cáncer y que lleva por lema ‘Conocer para curar’. La enfermedad centra gran parte de sus investigaciones y sobre ella versa su último libro, ‘Egoístas, inmortales y viajeras’, que profundiza en el pasado, el presente y el futuro del cáncer.

– Llega a León con el ‘Tour del Cáncer’. ¿Por qué es importante conocer para curar?
– El cáncer es una enfermedad muy compleja que surge fundamentalmente de la acumulación de daños en nuestro material genético, que está construido en cada célula por más de tres mil millones de piezas químicas llamadas nucleótidos. Un cambio o mutación en una sola de estas piezas puede ser suficiente para que una célula normal comience a transformarse en una entidad egoísta, inmortal y viajera, hasta llegar a generar un tumor maligno. Hay tantas opciones diferentes para que una célula pueda llegar a transformarse, que al final cada tumor es único en sus características moleculares. No hay dos tumores iguales, de la misma manera que no hay dos abrazos idénticos. Por eso hay que conocer con gran detalle el paisaje mutacional de los tumores y determinar cuáles son las alteraciones más importantes en cada tumor de cada paciente para poder avanzar con confianza hacia una Oncología personalizada y de mayor precisión y eficacia.

– ‘Egoístas, inmortales y viajeras’ empieza contando la historia de Adán. ¿Cómo le llegó ese caso y qué supuso para usted?
– Hace ya más de dos décadas, la madre de Adán se puso en contacto conmigo para contarme que a su hijo adolescente le acababan de diagnosticar un cáncer hepático de muy mal pronóstico. Todas las estrategias que pusimos en marcha para intentar quebrar este destino fatal fueron en vano. Adán se despidió de la vida demasiado pronto lo cual dejó en mi mente una profunda sensación de ignorancia e impotencia. Es la primera vez que percibí con absoluta nitidez que el cáncer es la enfermedad que nos hace sentir más cercana la vulnerabilidad humana. Por eso, nunca me olvidé de Adán ni de su familia.

– En el libro hace un repaso del cáncer desde su origen. Hoy es la segunda causa de muerte y sigue habiendo tumores incurables. ¿Qué se puede hacer?
– En primer lugar, tenemos que evitar la ignorancia y la arrogancia de creer que somos invulnerables. Debemos aprender a ser corresponsables de nuestra salud y cuidarla y protegerla porque ni somos invulnerables ni somos perfectos. El aumento de la longevidad y nuestra creciente capacidad de interferencia biológica a través de exposición a agentes tóxicos de todo tipo ha aumentado de manera continua nuestra vulnerabilidad ante el cáncer. Ante esa verdad incómoda e incuestionable, no queda más remedido que invertir en educación, en investigación y en prevención.

– ¿Cómo se puede mejorar la investigación contra el cáncer en España?
– Lógicamente, la mayor inversión económica suele traer aparejados mejores resultados, pero la búsqueda del conocimiento tiene múltiples dimensiones, que van desde la formación adecuada en las metodologías más avanzadas a la implementación de estrategias de coordinación y colaboración entre los muchos profesionales de distintas especialidades implicados en la investigación oncológica. En todas estas direcciones hay que intentar mejorar.

– Habla en ‘Egoístas, inmortales y viajeras’ de la importancia de prevenir a través de, por ejemplo, una alimentación adecuada. ¿Son mayoría los tipos de cáncer evitables?
– Una nutrición adecuada es una medida muy eficaz para prevenir el desarrollo de los tumores malignos, pero a día de hoy, no hay ninguna dieta que pueda curar un cáncer. El gran poeta Luis Cernuda dejó escrito que es “imposible con nubes abrazar hasta el fondo un cuerpo”. Esta reflexión la suelo aplicar al cáncer, imposible con remedios banales curar tumores malignos. Esto solo lo puede hacer la ciencia, la medicina y los profesionales sanitarios de todos los ámbitos, con el apoyo de muchas otras disciplinas incluyendo el refuerzo emocional, el físico o el inmunológico. En este contexto, una dieta adecuada puede ayudar a potenciar el efecto de los tratamientos antitumorales, pero no pidamos a la nutrición lo que no nos puede dar en cuanto a curar una enfermedad tan compleja como el cáncer.

– ¿Cuánto se reducen las posibilidades de desarrollar un cáncer si llevamos una vida saludable?
– Algunos estudios han demostrado que más de la mitad de los tumores malignos podrían evitarse si se siguieran las recomendaciones que dicta la medicina preventiva. Cada caso de cáncer es distinto y muchos surgen de nuestra imperfección biológica, es decir, de los errores que cometemos por ejemplo al copiar el material genético durante la división de las células. Podemos pensar que en esos casos la prevención no tiene mucho que aportar, pero una vida saludable también ayuda a mejorar nuestros mecanismos de corrección de los errores acumulados de manera natural en nuestro material genético. Por tanto, por uno u otro motivo, llevar una vida sana es sinónimo de mejor salud, mayor longevidad y menos enfermedad.

– También celebra la llegada de innovadores tratamientos como los basados en la inmunoterapia. ¿Qué suponen en el avance contra la enfermedad?
– Así es, junto al desciframiento de los genomas del cáncer, la inmunoterapia antitumoral representa una gran esperanza en cuanto a nuevos tratamientos oncológicos. Estas terapias tienen una base muy lógica: las mutaciones presentes en las células tumorales de un paciente oncológico las convierten en entidades distintas a las células normales del mismo paciente. Por ello, el sistema inmune las reconoce como extrañas al cuerpo y pretende eliminarlas. La inmunoterapia trata de reforzar la respuesta inmune antitumoral y favorecer la destrucción en nuestro organismo de las células transformadas que han provocado el desarrollo de un determinado cáncer. Hay tumores malignos como los melanomas o diversos tumores hematológicos en los que distintas formas de inmunoterapia han proporcionado éxitos extraordinarios. En muchos otros casos, todavía hay que progresar para conseguir hacer realidad esta esperanza.

– ¿Llegaremos a conocer una cura definitiva?
– Siempre digo que el cáncer no se erradicará nunca pero cada vez se curarán más tumores malignos.El cáncer es una enfermedad muy antigua, forma parte de nuestro legado evolutivo. En el libro Egoístas, inmortales y viajeras, relato casos de tumores muy antiguos e incluso, en uno de los capítulos, tomo la personalidad de un dinosaurio que trata de buscar solución a un tumor óseo que le está arrebatando la vida. Los dinosaurios tuvieron tumores malignos, lo mismo que los tienen las plantas o cualquier organismo con un cierto grado de complejidad celular. Por tanto, mientras poseamos un mínimo componente biológico en nuestros cuerpos y no seamos esos robots metálicos que se alimentan de electrones, el cáncer estará presente en nuestras vidas, pero el conocimiento y la investigación permitirán curar más y más tumores.
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