Cincuenta y nueve años hace ya que en nuestro calendario litúrgico no se incluye la
Invención de la Santa Cruz que, hasta entonces, se conmemoraba el día 3 de mayo. Aún antes de la gran reforma litúrgica emanada del
Concilio Vaticano II, el papa San Juan XXIII había ya realizado diversas modificaciones con su ‘motu proprio’
«Rubricarum instructum» de 1960; entre otras, el cambio de estatus de distintas fiestas, incluida la supresión de algunas, caso de la Invención de la santa Cruz.
La Invención –‘invenio’, en latín, significa encontrar, descubrir– se celebra desde antiguo. El liturgista francés
Aimé Georges Martimort la sitúa en el siglo VI, una centuria antes que la Exaltación –14 de septiembre–, manteniéndose ambas fiestas hasta la supresión de la de mayo por constituir –así lo sostiene Martimort– un doblaje.
De hecho, el también liturgista italiano
Mario Righetti, afirmaba años antes del código de rúbricas de san
Juan XXIII, que el título de la fiesta de mayo es totalmente equivocado (sic), y apuntaba el 14 de septiembre como fecha del descubrimiento de la Cruz, aunque sin precisar más al respecto.
Sea como fuere, la leyenda, atribuye el descubrimiento de la Cruz de Cristo a santa Helena, madre del emperador romano
Constantino el Grande, un 3 de mayo, hacia el año 326, durante una peregrinación a Tierra Santa en la que habría hecho derribar un templo de Venus construido sobre el Calvario, y erigir allí una basílica. Y, en las excavaciones, habrían sido encontradas tres cruces, una de ellas la de Jesús pues, al acercarla a una enferma, esta habría curado al momento.
La Invención, en León
A pesar de llevar décadas fuera del calendario universal, aún hoy pervive la Invención entre las gentes, especialmente en la piedad popular. Tres son las cofradías leonesas que la han conmemorado ayer: la Bienaventuranza, con una eucaristía en
San Claudio, en la que ha esto presente la imagen de la Santa Cruz –el paso pujado por niños– y en la que han participado sus braceros; las Siete Palabras, con una misa en
San Lorenzo, en donde recibe culto el
Cristo del Desamparo y Buen Amor –imagen principal de la Cuarta Palabra– y un concierto de su banda; y Minerva, con una eucaristía en San Martín, a cuyo término fue venerado su
‘Lignum Crucis’, la reliquia de la Cruz de Cristo que se encuentra expuesta durante todo el año en su sede canónica.