Leoneses que piden que no les dejen entrar en bingos, casinos y juegos on line

El 'Registro de Prohibidos' contabiliza en Castilla y León más de 600 inscripciones

I. Herrera
04/06/2018
 Actualizado a 12/09/2019
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El adicto al juego sólo pierde. Ni el ‘rojo, par y pasa’, ni los ‘combinados’ de las apuestas deportivas, ni los tres sietes de las tragaperras –si es que aparecen– sirven para compensar las pérdidas: ansiedad, deterioro del entorno familiar, social y laboral, deudas la mayoría de las veces, problemas con la Justicia algunas otras... Y el problema es que en los últimos años la dependencia al juego aparece cada vez a edades más tempranas.

Cuando en la década de los ochenta del pasado siglo empezaba a funcionar el programa de rehabilitación del juego del Centro de Orientación Familiar (COF) de León, el boom eran las máquinas tragaperras, pero el juego, como los tiempos, ha evolucionado, y hoy los desafíos están por todas partes y, además, las nuevas tecnologías han suprimido muchas barreras, ya no hace falta salir de casa para jugar a la ruleta o para apostar en una competición. Los límites que van del juego entretenido al juego excesivo y, de aquí, a la dependencia son muy finos y el «yo lo dejo cuando quiera» suena peligroso. La coordinadora de este centro leonés, que conoció aquellos años en los que el perfil del ludópata estaba bastante más marcado, alerta de que hoy día las dependencias se presentan cada vez a edades más tempranas y de que el ciclo de la dependencia es también más corto, «y en eso tienen que ver las nuevas tecnologías». «Estamos hablando de problemas de dependencia a los 18, a los 21... eso no se daba antes... y eso quiere decir que la iniciación empieza más pronto, y hemos visto hasta casos de niños de 12 años con dependencia a las nuevas tecnologías», expone.

En medio de esta ‘invasión’ del juego, que se disparó cuando en 2012 entró en vigor la ley que legalizaba el juego on line en España, el Registro de Interdicciones de Acceso al Juego ha visto incrementada su demanda, aunque no sea posible conocer el número de leoneses que están actualmente inscritos en este registro –también llamado ‘Registro de Prohibidos’– pues el Ministerio de Hacienda, que es de quien depende la Ordenación del Juego, no ha facilitado los datos.

La inscripción a este registro sólo se puede solicitar a título personal y la consecuencia es la prohibición del acceso a bingos y casinos y los juegos on line con efectos durante un mínimo de seis meses. De forma paralela a este registro que prohíbe el acceso al juego en todo el territorio nacional, hay otro autonómico con efectos únicamente dentro de la comunidad y que gestiona la Junta de Castilla y León. 611 personas están actualmente dadas de alta en el mismo, según la información facilitada desde la Consejería de Presidencia. En estos mismos registros se incluye también a las personas que tienen prohibido el acceso por resolución judicial.

Esta medida sirve para los lugares de juegos que solicitan algún tipo de identificación para acceder, ya sea de forma presencial o a través de plataformas on line, pero siguen quedando muchas alternativas lúdicas fuera, pues por ejemplo, las máquinas tragaperras no tienen control de acceso alguno, y son causantes de un buen número de dependencias.

En el Centro de Orientación Familiar de León creen que este tipo de registros son útiles, aunque tengan sus lagunas... «Los que entran en el programa lo hacen todos, pero lo hace muchas más gente que no está dentro de una rehabilitación, personas que en un momento dado toman conciencia por sí mismos o con la ayuda de persona cercanas de que tienen un problema con el juego y, en un momento dado, se dan de alta en el registro; es una forma de ir cerrándose puertas», comenta María Jesús, la coordinadora del centro, que añade que no siempre funciona como debería y la persona lo intenta y accede, «y en ese caso puede denuciar, aunque haya sido ella la que ha ido».

Terapias de grupo

La ludopatía es un trastorno del comportamiento que consiste en la pérdida de control en relación con los juegos de apuestas, los juegos on line... y necesita ser tratado. Pero los recursos, los lugares a los que acudir para pedir ayuda, son bastante escasos. En León, el COF ofrece diversos servicios y uno de ellos es el de la información y terapias grupales para personas con problemas de adicción al juego o a las nuevas tecnologías, un servicio que coordina una psicóloga.

A este centro muchas veces los primeros que llegan no son los propios afectados por este problema, sino familiares o amigos suyos que vienen buscando ayuda, información, una salida... Pero es el enfermo el que tiene que comprometerse con la recuperación. Cuando acepta iniciar el programa se pone en marcha un recorrido que seguramente no dure menos de un año y que suele tener un porcentaje de rehabilitación, eso sí, bastante alto, entre el 85 y el 90% de las personas que inician el programa de rehabilitación logran superar su adicción.

Según estima María Jesús, cada año pasan por este servicio unas 50 personas, «y esto es poco, porque en realidad los datos de la adicción al juego en León son mucho más altos...».

"Tienen más fuerza las empresas de juego que las asociaciones de ayuda a la dependencia"

La coordinadora del COF cree que es urgente e importante poner medios para trabajar la prevención en el ámbito de las familias, de las escuelas... Además, sostiene que el bombardeo de incitación al juego es excesivo y que también habría que tomar medidas al respecto, pero... «tienen más fuerza las empresas del juego que las asociaciones de ayuda a la dependencia, sobre todo porque ofrecen parte de su beneficio al Estado». A su juicio, como ya pasó con el alcohol y el tabaco, debería empezar por prohibirse la publicidad. «Lo que pasa es que con estos otros dos problemas el gasto en salud llegó un momento que era superior al de los ingresos que reportaba, y con el juego todavía no hemos llegado a eso». La gran preocupación, los menores, y aquí hace un llamamiento a los padres, que son los que tienen que controlar el uso que hacen sus hijos de las nuevas tecnologías, porque ponerle un móvil en las manos a un niño sin enseñarle a ser responsable puede resultar muy peligroso.
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