La peatonalización del entorno de la muralla en la avenida de Los Cubos y la calle Carreras supone, junto con la apertura de la Era del Moro, la mayor transformación urbanística del último cuarto de siglo en la ciudad de León.
Pero su ejecución conllevaba la imperiosa necesidad de abrir la vía de penetración norte, conocida popularmente como la ronda interior. Se trata del nuevo vial que va a enlazar la plaza del Espolón con la calle La Palomera con el fin de absorber el tráfico que hasta hace tres años junto a la muralla por la zona ahora peatonalizada.
Y ese vial, ahora sí, está muy cerca de ser una realidad. Las obras de la última fase avanzan a buen ritmo y se hacen más visibles con la ejecución de las aceras tras haberse acometido la renovación de todas las canalizaciones subterráneas y la nivelación del terreno sobre el que finalmente se aplicará el asfalto.
Los bordillos delimitan ya una acera que duplicará su anchura con respecto a la que había hasta ahora y que ya lleva tiempo terminada en el tramo más próximo a la calle La Palomera, que fue el ejecutado en las primeras fases de la obra.
Abrir la ronda interior no era un objetivo sencillo, puesto que se trata de un vial que se dibujó en la planificación urbanística de la ciudad hace más de cuatro décadas sin que hasta ahora –pese a infinidad de plazos anunciados e incumplidos– se hubieran dado pasos decididos para su ejecución.
El principal escollo era la expropiación de los edificios que se encontraban entre las calles Alfonso el Justiciero y Fernando I, un trámite complejo y costoso que se ha demorado en el tiempo y que ha sido la causa de que la obra del nuevo vial se haya tenido que acometer en varias fases al ritmo de la demoliciones y se haya encarecido hasta rozar los dos millones de euros, algo que también se puede achacar a la ejecución de desvíos provisionales que no figuraban en el proyecto para permitir la circulación durante el tiempo en el que no ha habido máquinas en la zona. Todos estos avatares han supuesto un coste adicional de 450.000 euros para hacer realidad un vial que ahora mismo tiene fijada su fecha de entrega el 25 de abril.
Será entonces cuando se abran al tráfico los dos carriles de 3,5 metros de anchura –uno por sentido– frente a los cuatro previstos en la planificación urbanística de los años ochenta.
El objetivo de este cambio en el proyecto es no provocar embotellamientos de tráfico en la plaza del Espolón y La Palomera, además de habilitar plazas de aparcamiento en una zona con muchas viviendas antiguas y sin garaje. La actuación se completará con la instalación de nuevas luminarias, señalización y mobiliario urbano.
El nuevo vial tendrá una longitud de 272 metros y obligará a que un tramo de la calle La Palomera cambie de sentido de circulación. Los vehículos que procedan de la plaza del Espolón seguirán por la calle La Palomera y podrán dirigirse hacia la avenida de la Universidad a través de San Juan de la Cruz y Príncipe de Asturias o continuar hasta salir a la plaza de San Lorenzo. Mientras, los coches que se dirijan hacia la plaza del Espolón subirán por la avenida Príncipe de Asturias y Monja Etheria hasta llegar a la calle La Palomera antes de entrar en el nuevo vial o seguir hacia Medul.
