Se trata de funerales en los que no hay ni flores, ni coronas, ni libros de condolencia, ni recordatorios, ni esquelas. En algunos casos sobra hasta el velatorio, ya que, junto al sacerdote, sólo algún funcionario de los servicios sociales se acerca hasta la funeraria para dar el último adiós al fallecido. A pesar de todo, ninguna de las 29.249 personas que fallecieron el pasado año en la Comunidad se quedó sin un funeral digno.
La directora de la Funeraria Tanatorio Municipal de Soria, Josefina de Mateo, empresa que gestiona este servicio en la capital soriana, afirma que gracias a la generosidad de la sociedad y al trabajo que vienen realizando organizaciones como Cáritas, son muy pocos los casos que se nos presentan.
En el caso del Ayuntamiento de Soria, y según se estableció en el pliego de condiciones para adjudicar el servicio, se opta por la cremación y existe un depósito de las urnas perfectamente identificadas en una zona del cementerio. De todas formas, y aunque el servicio no incluye el velatorio, De Mateo asegura que “siempre hay alguien, aunque sólo sea un amigo, el que se acerca a dar el último adiós, por lo que nosotros, además de oficiar una misa en la capilla, siempre ofrecemos la posibilidad de que se vele el cuerpo”.
Por su parte, la concejala de Familia y Servicios Sociales del Ayuntamiento de León, Aurora Baza, resaltó que, a pesar de la crisis, el número de estos funerales benéficos se mantiene estable. Además, también reconoce que siempre hay alguna persona que se interesa por el fallecido y quiere despedirse de él. En León, donde en lo que va de año se han contabilizado nueve casos, el servicio recae en la empresa mixta Serfule.
Desamparados
Mientras tanto en el cementerio de San Atilano, en Zamora, cuenta con una zona denominada ‘de desemparados’, próxima al osario y que se está remodelando actualmente, en la que se da sepultura a personas sin medios económicos o que fallecen sin familiares que reclamen sus restos. “Es para casos de personas que no tienen ningún recurso”, explica el concejal responsable del área, Christoph Strieder. “En Zamora sigue siendo muy económico morir”, apunta, en alusión a los 97 euros que cuesta una sepultura de turno de cinco años, gastos de inhumación incluidos. “Solamente la sepultura supone un gasto de 57 euros por ese mismo período y, transcurrido ese tiempo, no se cambian los restos salvo que haya una extrema necesidad”, puntualiza.
De esta forma, el Ayuntamiento de Zamora no contempla, en realidad, tarifas especiales de cementerio para familias con dificultades económicas y asume, en casos de necesidad, el coste del enterramiento. En lo que va de año, sólo se ha enterrado a una sola persona en la zona de desamparados de San Atilano, un área del camposanto en la que también se da sepultura a cuerpos sin identificar, fetos y restos humanos, especialmente, resultado de amputaciones.
En Salamanca, donde el Ayuntamiento destina nichos a este tipo de sepelios, tuvo que hacerse cargo el pasado año de nueve enterramientos de personas sin recursos, mientras que en el caso de Palencia, el Consistorio ha tenido que asumir los cotes de ocho de los 443 enterramientos que se han contabilización en lo que va de año en el cementerio municipal. Por su parte, el Ayuntamiento de Burgos tiene adjudicado este servicio a la funeraria 'La Paz', que viene registrando una media de dos o tres casos año.
Valladolid
En el caso de Ayuntamiento de Valladolid, ya venía asumiendo los servicios funerarios de personas sin hogar y transeúntes -tres en lo que va de año-, haciéndose cargo de todos los gastos, ahora ha extendido esa posibilidad se extiende a otras familias en función de su renta, para evitar que despedir a un ser querido suponga un quebranto económico inasumible para muchas familias, que se sume al sufrimiento personal por la pérdida.
Así, desde finales de diciembre de 2015 y tras la aprobación por el pleno, la empresa mixta Nevasa presta servicios funerarios gratuitos para personas empadronadas en Valladolid desde hace al menos un año antes del fallecimiento que no tengan cubiertos los gastos funerarios por cofradías, empresas o entidades aseguradoras y que no posean ni por sí mismas, ni a través de familiares obligados al pago, medios económicos para abonar los gastos del servicio funerario y del sepelio.
Se pueden acoger a este servicio gratuito, quien percibiera una cantidad igual o menor que una pensión no contributiva, y no disponga de capital inmobiliario, mobiliario o en metálico, en la cuantía necesaria para hacer frente a los gastos de los servicios funerarios y del sepelio; y cuando la renta mensual de sus familiares no supere los 639,01 euros en el caso de unidades familiares de un miembro, 692,26 euros en el caso de tener dos miembros, y 718,89 euros si tuvieran tres miembros. Desde su puesta en marcha sólo se han tramitado dos casos.