Extrañaba esa nula vinculación anterior con el mundo de la gastronomía —«bueno, nula, nula, no; me gustaba cocinar, probar, investigar, pero en casa»— pues Laura Fernández venía de campos bastante alejados de ella. «Soy colombiana de nacimiento pero llegué al Bierzo con 11 años y allí nos hemos asentado, dentro de lo que cabe, pues salí a estudiar, venía del mundo de las telecomunicaciones, lo que me permitió viajar mucho y, de alguna manera, así nació Devegan».
- En El Bierzo yo creo que lo de vegano ni había escuchado la palabra; pero en el año 2013, viviendo en Londres, conocí esta filosofía, esta postura ante la vida, pues no se trata solamente de respeto a los animales, que también, sino de trabajar con los productos más cercanos, como en nuestro caso era esa gran variedad que nos ofrece una de las huertas más ricas, la del Bierzo... Y comencé a hacer mis pinitos, a desarrollar las primeras recetas.
A partir de conocer, comprobar, repensar y darle una vuelta a los viejos conceptos, «siempre con la mente puesta en la innovación», fue naciendo la idea de Devegan, que debía pelear cada día con el pesimismo a su alrededor. «No dejaban de repetirnos que si estábamos locas, alimentación vegana en el corazón del botillo y la carne, embutidos...» pero yo no dejaba de ver las posibilidades de todas esas hortalizas que nos da la huerta berciana... Y en 2016 comienzan las obras de Devegan en Carracedelo, a acondicionar la casa familiar, la burocracia, los desvelos... sin vencer nunca a esa ilusión que derrocha Laura Fernández cuando lo cuenta. «La teoría la tenía clara: innovar, la calidad excepcional de los productos, por supuesto consumir lo que produce El Bierzo, productos naturales, sin tratamientos, ni ingredientes químicos o artificiales».
Y comenzó la andadura. La primera línea de producción fue de patés: Mezclar todas las hortalizas que nos da la huerta del Bierzo con frutos secos... Y en ese camino hay, para Laura Fernández, una fecha fundamental, 2018. «Era un encuentro auspiciado por la Diputación de León en el que participaban 92 empresas, la gran mayoría vinculadas al sector cárnico... Y ahí me presento con una sobrasada vegetal y mucho miedo ante el choque que puede suponer. Me voy tranquilizando al ver la reacción del Jurado, que parecía que le gustaba el sabor, y la gran sorpresa es que nos dio el premio al Mejor Producto de Innovación».
Se han sucedido después reconocimientos parecidos pero para Laura Fernández aquel fue un punto de inflexión sobre todo por afianzarse en que estaban en el buen camino. Y apunta ya algo que repite con frecuencia, y que tiene que ver con lo explicado de que al Jurado le gustaba el sabor: «La comida que hago no es ni rara, ni aburrida... Y quiero aclarar que yo hago comida para todos, no solo para veganos, lo que ocurre es mis conservas sí las pueden comer los veganos, pero también otros colectivos a los que les cuesta mucho encontrar comida para ellos, como los intolerantes al gluten u otras alergias».
- ¿Siempre compras a los agricultores de la zona?
- Siempre, eso es innegociable. Te digo más, mi filosofía es comprar al precio que vale, un precio justo, pues no quiero para ellos lo que no quiero para mí. He visto cómo a pequeños productores ponían reticencias pues les había ido a comprar de grandes cadenas y les acaban imponiendo el precio, la producción, la calidad... hasta que entienden que es diferente, que soy de los suyos.
Y así fueron tomando el mercado esas conservas que pueden estar dos años y al abrirlas no han perdido absolutamente nada pues no hay conservantes ni ningún tipo de ‘añadidos’: crema de pimientos y castañas, sobrasada vegetal, hummus de lentejas y cacahuetes... «Yo lo que invito a la gente es a que pruebe, conozca y, poco a poco, ir abriendo mentes, paladares y conquistando barrigas».
