

Eso sí, siempre existen reivindicaciones y asuntos a mejorar a pesar de los avances que se han podido dar en los últimos años. Desde Amulemer, Mónica Panera hace especial hincapié en el acceso a internet. «Hay que agilizar la mejora de la conectividad porque hay gente que igual está esperando a eso para asentar su propia empresa, gente que se va porque no acaba de llegar o empresas que quieren ir a un pueblo y no pueden por ese motivo», lamenta. «Nos han dicho que va a llegar, pero que llegue de una vez, yo lo llevo oyendo años y años», asegura. «Sería algo que nos facilitaría la vida muchísimo».
Mónica Panera (Amulemer): "El medio rural está lleno de recursos y las mujeres nunca lo hemos tenido tan fácil" Además, también cree que sería importante para las mujeres rurales mejorar los servicios sociales vinculados a los pueblos. Desde la atención a los mayores hasta guarderías que permitan mejorar la conciliación sin depender de los abuelos, aunque se ubiquen en las cabeceras de comarca y haya un servicio de transporte. «Cosas de estas facilitarían muchísimo el asentamiento de mujeres en el medio rural, ver que vivas en un pueblo o en una ciudad, al final tienes servicios de calidad e iguales», defiende Mónica.
Sobre las guarderías se manifiesta también Beatriz, que tiene 41 años y dos hijos menores que cuidan los abuelos cuando ella trabaja, a caballo entre Cacabelos y Corullón. «En ninguno de los dos sitios tengo guardería», asegura, por lo que admite que la gustaría que aumentaran los servicios en los pueblos. «También atraería población, ahora que la pandemia ha descentralizado el trabajo y hay personas que pueden hacerlo desde un ordenador», apunta.
La formación, clave
Uno de los principales asuntos en los que trabaja Amulemer con las más de 400 mujeres rurales que aglutina es el de la formación, algo que Mónica Panera considera «clave y vital para que cualquier persona que quiera pueda manejarse de forma independiente». En este sentido, desde la asociación organizan diferentes cursos que han versado sobre elaboración de quesos, cursos de cuidados sociosanitarios o nuevas tecnologías, el ámbito en el que más se han centrado durante la última temporada y también en la actualidad.Además, trabajan con programas nacionales como Ruraltivity, una lanzadera de emprendedoras rurales puesta en marcha por Fademur, la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales. En la provincia se unieron en 2019 con la intención de asesorar, acompañar y dar visibilidad a las mujeres que tienen un proyecto y deciden lanzarse a ponerlo en marcha.
Beatriz Figueroa: "Ser mujer rural ha sido una liberación total, yo lo he ganado en salud" Al margen de este apoyo, también organizan encuentros en los que compartir vivencias. «Ayudan mucho porque al final estás metida en pueblecitos pequeños, a cargo de una explotación que convives diariamente con tus animales y los pocos vecinos que quedan, y al final las mujeres tienen más inquietudes y a través de estos encuentros surgen intercambios de experiencias», lo que cree que «ayuda mucho a fortalecer los lazos».
Otra de las funciones de Amulemer es «escuchar», cuenta Mónica. Porque a través de la asociación canalizan las problemáticas que las mujeres rurales de la provincia se encuentran en sus zonas y «tratamos de dar soluciones». Eso sí, algunas «dependen más de temas políticos» y «lo único que puedes hacer es recoger de primera mano las problemáticas para canalizar esas necesidades y trasladarlas a quien pueda dar una solución».
El pueblo no es un fracaso
«Somos de una generación en la que se nos decía ‘estudia y marcha’, yo estudié, hice Trabajo Social pero a mí me tiraba el pueblo, lo he ‘mamado’, me llamaba la agricultura y la ganadería, vivir en libertad», cuenta Mónica Panera, que desde Sahelices del Payuelo trata de combinar y «buscar el equilibrio» entre el trabajo del campo y proyectos o empleos más relacionados con sus estudios.Confían en que esa mentalidad vaya desapareciendo con el paso de los años. Sol,ganadera de 52 años, reconoce que se ha encontrado con ciertos comentarios en referencia a que el campo es un mundo de hombres o que volver a vivir en el pueblo es «raro». «Me molesta cuando alguien te quiere hacer de menos porque eres ganadera, eso me duele y me ofende», asegura insistiendo en que se siente muy orgullosa y contenta de su decisión.
María del Sol Fernández: "Me molesta que todavía haya gente que te haga de menospor ser ganadera" En el mismo sentido se muestra Beatriz, quien celebra que son muchas las empresas que están surgiendo en el medio rural y que hay multitud de oportunidades para seguir creciendo y aprendiendo. «El campo se está tecnificando», cree, por lo que lleva horas y horas de formación para levantar y seguir mejorando día a día su proyecto. «Estoy en constante evolución», reconoce. Lo mismo sucede en muchas de las iniciativas rurales surgidas en los últimos años, personas altamente cualificadas que apuestan por el medio rural y su forma de vida. Por eso, quiere «que no se vea el campo como algo que se hace cuando no te queda otra».
El objetivo es, reflexiona la presidenta de la asociación de mujeres rurales de León, que cada persona –ya sea hombre o mujer– tenga la oportunidad de elegir dónde quiere desarrollar su vida con «libertad» y cuente con una serie de recursos básicos y posibilidades para poder hacerlo en el medio rural si así lo desea.