"La pasión por la Pasión nos hace iguales"

Julio Saurina ejerce como "humilde papón" y pregonero de la Semana Santa en el Auditorio Ciudad de León

Alfonso Martínez
25/03/2023
 Actualizado a 25/03/2023
Julio Saurina ejerció como pregonero de la Semana Santa en el Auditorio Ciudad de León. | CAMPILLO (ICAL)
Julio Saurina ejerció como pregonero de la Semana Santa en el Auditorio Ciudad de León. | CAMPILLO (ICAL)
Julio Saurina terminó de redactar su pregón de la Semana Santa «cuando ya despuntaba la aurora en la madrugada del tercer viernes de Cuaresma». Amanecía por tanto el pasado 10 de marzo, pero no fue hasta este sábado cuando este «humilde papón de a pie» subió al escenario del Auditorio Ciudad de León para dar voz a lo escrito, al texto con el que había conseguido poner negro sobre blanco, aunque no sin dificultades para conciliar el sueño, el anunció de la Semana Santa. «No podía. Me atrapaban la nostalgia y los recuerdos al ser consciente de que vivir de recuerdos es vivir y de que quien no tiene recuerdos, no ha vivido nada», relató un emocionado pregonero.

El alcalde de León, José Antonio Diez, fue el encargado de presentar a Saurina, quien también tuvo palabras de agradecimiento para el obispo, Luis Ángel de las Heras, para quienes pregonaron en el pasado y para los representantes de la Junta Mayor de la Semana Santa y de las cofradías y hermandades de la ciudad.

Saurina se definió como «uno más» entre los papones de túnica o de acera e hizo memoria también de quienes le inculcaron en su familia su pasión por unas fechas en las que se habla de cera, de incienso, de pasos y de procesiones, pero también de obleas, de torrijas, de bacalao y de limonada. «Soy el hijo de aquel que contaba la vida por Semanas Santas. Soy el hermano de sangre de esos papones que siempre me acompañan, esos que me llevaban de la mano. Soy Nazareno y soy mozo del Mercado. Criado en la fe entre dos barrios. Un amante de lo nuestro que sube a este atril sin emblema, sin medalla, con dieciséis devociones prendidas y dispuesto a entregar su alma», proclamó Saurina.

Con la esperanza de que todos los papones encontrasen en sus palabras el reflejo de sus sentimientos, sus vivencias o sus recuerdos y con la certeza de que algo se le quedaría en el tintero, el pregonero aseguró desconocer por qué estaba subido al escenario o qué es lo que le hace distinto de su hermano, que se encontraba sentado en la octava fila de la platea del Auditorio Ciudad de León. «No sé qué me hace distinto de la hermana que en su diáspora añora su tierra y sus tradiciones o del monaguillo revestido, del que carga su cruz, de la que ofrece su puja, del que se deja el labio en una corneta y las manos en un tambor, de los que montan, conservan y mantienen año tras año o de los que en silencio caminan y su rezo es también por nosotros», argumentó Saurina.

No obstante, lo que sí aseguró conocer es lo que une a todos los amantes de la Semana Santa. «Somos papones y paponas. La Pasión es nuestra pasión. Una manera de vivir y sentir, de reafirmar que creer es entender», defendió el pregonero.

Y lo hizo antes de recordar que ni las guerras, ni la hambruna, ni los conflictos ni las crisis habían interrumpido la celebración de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, algo que sí logró la pandemia de coronavirus. «Un hecho señalado que conviene recordar por lo que perdimos o para ver si realmente nos sirvió de enseñanza. Quienes ya no podrán acompañarnos asomarán sin duda desde el balcón del cielo para vernos», aseveró antes de mencionar también a quienes «sufren la violencia y el desprecio fruto de los egos y los odios desmedidos en este mundo convulso, falto de amor, de compasión y caridad cristiana». «Nunca serán malos recuerdos, serán siempre enseñanzas. La Semana Santa, también es eso», apostilló.

Saurina hizo además un recorrido verbal por los diferentes momentos de la Semana Santa en las calles de León, pero también en casa de cada uno de los papones. «No hay descanso. Los días más cortos del año confunden las noches con las madrugadas. León se transforma. En el aire, los aromas de nuestra infancia. La luz en la cocina. La ropa recién planchada. La túnica sobre la cama. La familia. Los hermanos. Los que están y los que vuelven cada año. Existen razones para expresar una fe que entienden hasta los que no creen», defendió.

«Vamos a decirle al mundo que aquí es Semana Santa. Vamos a decirle a peregrinos y foráneos que vengan a León cuando quieran, cuando gusten, cuando en lugar de pasar la Semana Santa, quieran vivir la Semana Santa. Escucha León. Que serán diez días o una semana, que a nadie le importa, porque siempre es y será Semana Santa», concluyó Saurina.
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