La Olabarri descansa ya en La Robla

Se trata de una de las primeras locomotoras utilizadas en las explotaciones de la Hullera

Estefanía Niño
03/06/2019
 Actualizado a 19/09/2019
En la fotografía, detalle de la locomotora Olabárri restaurada. | E. NIÑO
En la fotografía, detalle de la locomotora Olabárri restaurada. | E. NIÑO
Una de las últimas actuaciones en materia de infraestructuras realizadas por el Ayuntamiento de La Robla ha sido la urbanización del parque de la locomotora Olabarri.Con esta nueva zona de ocio se ha cambiado por completo la estética de esta zona, dejando atrás un solar vallado que ha pasado a ser un rincón adoquinado, con zonas verdes, bancos y luminarias donde descansa y reina como pieza principal La Olabarri, una de las primeras locomotoras utilizadas en las explotaciones de la Hullera Vasco-Leonesa.

Para hablar de la importancia de esta locomotora de la que puede disfrutarse totalmente restaurada en La Robla hay que hablar de la historia más reciente de la comarca. La montaña central leonesa debe su desarrollo económico y social a la minería del carbón. Los yacimientos en la denominada cuenca ‘Ciñera-Matallana’ fueron el origen, en el siglo XIX, de una comarca rica y próspera en empleo, que multiplicó su población debido a la actividad minera y a la necesidad de mano de obra. Unido al auge de los yacimientos de carbón vino la necesidad de transportar el mineral, y de ahí el desarrollo ferroviario. Sociedades como José Amézola y Compañía, que fueron el germen de la Hullera Vasco-Leonesa, que nacía como tal en octubre de 1989. Llegaron entonces los años de bonanza a la comarca y, con ellos, una locomotora bautizada como ‘La Olabarri’ que más de un siglo después sigue emanando historia. Una historia que nos traslada al año 1888 cuando el grupo empresarial The Algeciras/Gibraltar Railway y Cº Ltd quiso conectar Gibraltar con la red ferroviaria española. Para la ejecución de esta obra de gran magnitud, la compañía adquirió dos locomotoras tanque de rodaje 030 –conocidas popularmente como ‘de albarda’- a la prestigiosa factoría inglesa de Robert Stephenson. Una vez finalizadas estas obras para la conexión con la red española la primera máquina, por número de fabricación, fue vendida a la Hullera Vasco-Leonesa que la bautizó como ‘Olabarri’.

El paso de esta máquina por las instalaciones se debe al hecho de que las minas de Santa Lucía de Gordón estaban conectadas con los lavaderos de la Compañía del Norte mediante una línea férrea, y a su vez hasta los lavaderos llegaba un cable aéreo procedente de Ciñera. Para el tan necesario transporte de carbón y trasiego de vagones entre el lavadero y las vías de la Compañía del Norte, y posteriormente con Renfe, se emplearon hasta tres locomotoras adquiridas de segunda mano. La primera fue Sagarmínaga construida por Sharp Stewart en 1887, la segunda Amézola construida por Sharp Stewart en 1889, y la tercera la locomotora Olabarri fabricada en 1882 por Robert Stephenson. La locomotora Olabarri fue empleada en el apartadero de Ciñera, y una vez dada de baja fue trasladada a las instalaciones de Santa Lucía.

Tras el cese de la actividad minera, La Olabarri no cae en el olvido, y permanece ahora en La Robla totalmente restaurada como testigo mudo del pasado y desarrollo de toda una comarca. A la cesión de la máquina al Ayuntamiento y la adecuación de esta nueva zona de ocio hay que sumar el apoyo de Cementos Tudela Veguín y Naturgy para afrontar su restauración.
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