
Concretamente, la cifra se situaría actualmente en 8.500, según las cifras extraídas de la última Encuesta de Población Activa (EPA) –referida al tercer trimestre del año– y facilitadas a este periódico por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Actualmente hay 700 jóvenes más que hace un año que ni tienen trabajo ni se forman para tener más posibilidades de encontrarlo. Sin embargo, la cifra sigue siendo sensiblemente inferior a las que se registraba antes de la crisis. Basta recordar que en el tercer trimestre del año 2008 había en la provincia un total de 12.800 ‘ninis’.
Fue a partir de ese momento cuando estalló la crisis económica y comenzó a incrementarse el número de jóvenes que se quedaban descolgados del mercado laboral una vez que acababan su formación o que ni tenían claro cómo afrontar su vida ante la creciente falta de oportunidades.
Fue concretamente en la EPA correspondiente al primer trimestre del año 2009 cuando se alcanzó el número más elevado de ‘ninis’ en la provincia. Se registraron entonces un total de 15.700, siempre según del análisis de los datos proporcionados por el INE.
A partir de ese momento, la cifra comenzó a reducirse de forma progresiva al amparo de la recuperación de la economía y del mercado de trabajo. En el tercer trimestre de 2016 se registró la cifra más baja (7.300 ‘ninis’).
Esta tendencia a la baja con respecto a los peores años de la crisis puede atribuirse también a las numerosas iniciativas que han puesto en marcha en los últimos años las administraciones a la hora de fomentar la formación y la inserción laboral de aquellos jóvenes que no tienen oficio ni beneficio.
La frustración ante la falta de oportunidades y el consentimiento por parte de los padres son las principales causas que se aportan siempre a la hora de explicar la situación de los ‘ninis’. Este fenómeno social se da mayoritariamente en las clases sociales medias y altas. Y ello es así porque suele tratarse de jóvenes que tienen asegurado un techo, la comida, la ropa e incluso las actividades de ocio. En definitiva, los padres les mantienen en ese estilo de vida y los jóvenes acaban pensando que todo esfuerzo carece de sentido.