«Y como no sabía que era imposible, lo hice», dijo Albert Einstein a comienzos del siglo XX. Y lo repitió una pareja, Angi y Javi, los creadores de Mr Wonderful. Con la filosofía de poner al mal tiempo buena cara, las tazas, libretas y mochilas de la firma le han dicho al mundo: ‘Tu idea mola’, ‘No hay nada imposible’, así que ‘Sueña en grande y pasarán cosas gigantes’. Eslóganes anti crisis que se han convertido en negocio. Pero no son los únicos y en el Bierzo, tierra de emprendedores, hay buenos ejemplos.
El primero está en la avenida La Puebla, la más comercial de la ciudad en el siglo XX y una muestra en la actualidad de la decadencia. Más de una treintena de los 70 locales comerciales de esta calle están ahora vacíos. Pero mientras algunos de aquellos escaparates acumulan el polvo recordando las sombras de la crisis, han aparecido otros establecimientos. Así, la céntrica avenida ha pasado de los grandes almacenes de ropa y las tiendas de lujo, a negocios como los dedicados a la compraventa de oro y hasta una lavandería de autoservicio.
Es el caso de la franquicia KWL-Aqua que regentan en Ponferrada Nelson Ribeiro y su socio Marcos López desde hace cerca de dos años. Ribeiro explica que es la única de estas características en el Bierzo y reconoce que, una parte del éxito del negocio, está relacionado con la crisis económica.
El propietario, portugués de adopción y estadounidense de nacimiento, recuerda que las lavanderías de autoservicio llevan muchos años funcionando en Estados Unidos. Un país en el que la población suele cambiar varias veces de vivienda y de ciudad a lo largo de su vida a causa del trabajo. «Por el momento en el que vivimos, esto mismo está empezando a suceder ahora en España», explica Ribeiro al advertir un «cambio de mentalidad».
Y es que si no hace tanto tiempo, a los 30 años la mayor parte de personas tenían un trabajo estable y se compraban un piso ‘para toda la vida’; en pocos años ese camino ha variado de rumbo y son muchos los que han tenido que cambiar de lugar de residencia para poder encontrar un empleo.
Esta nueva realidad ha propiciado la apertura de esta lavandería en la capital berciana, según confiesa. «Tenemos muchos clientes que vienen por un periodo corto, unas semanas o unos meses, a trabajar a Ponferrada y vienen a hacer la colada», afirma Ribeiro al anotar que «alquilan una habitación y no tienen lavadora en casa».


«Antes la gente no cosía ni un botón, iban directamente a la tienda y compraban otra camisa», apostilla.
Fernández calcula que en la tienda se hacen dos restauraciones de abrigos de media cada semana. «Son prendas con 20 o 30 años de antigüedad que limpiamos, restauramos y adaptamos a la persona», comenta la modista. En L'Atelier también ‘customizan’ cazadoras vaqueras, camisetas o complementos. Un ejemplo de que lo exclusivo ya no lo aporta una marca, sino el placer de llevar algo único, hecho a mano.
Sin embargo, aunque estos antiguos negocios están resurgiendo con la crisis, no ocurre lo mismo, por ejemplo, con los zapateros. Miguel Ángel Marqués, uno de los trabajadores de la Zapatería Don Minuto, ubicada en una de las calles aledañas al Mercado de Abastos, sostiene que la falta de recursos económicos ha propiciado que la gente no compre buen calzado. «Antes se compraba zapato bueno en piel y se gastaba dinero en cambiar una suela, ahora si unos zapatos cuestan 15 euros, nadie se gasta 14 en arreglarlos», dice.
Desde el año 1988 remendando el calzado de un buen número de ponferradinos, Marqués subraya que no recuerda «una época tan mala como esta». «Los únicos arreglos que hacemos ahora es para pegar alguna pieza rota y cosas similares, parchear», lamenta el zapatero.
Una realidad que ha sido la de muchos de los negocios locales que han tenido que echar el cierre y también la de las pequeñas tiendas de barrio que se resisten con mucha dificultad cuando llega la hora de hacer caja. Pero también ha sido la época de los que han buscado una salida donde parecía no haber hueco para nadie.