Europa aprueba un dictamen que apoya el carbón como garantía de seguridad energética para la Unión

Propone un plan de acción que aborde las reservas estratégicas y una estrategia que reduzca las emisiones contaminantes

Ical
10/11/2015
 Actualizado a 18/09/2019
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La Comisión Consultiva de Trasformaciones Industriales del Comité Económico y Social Europeo (CCMI-CESE) aprobó la semana pasada en Bruselas el dictamen denominado 'Contribución de los recursos autóctonos de carbón y lignito a la seguridad energética de la UE', que según el sindicato FITAG-UGT da la razón a las peticiones que plantea el colectivo para que el mineral autóctono y las comarcas mineras de España y Europa tengan un futuro consolidado y estable hasta y después del 2018.

El documento, en cuyo grupo de estudio ha sido miembro el delegado del CCMI-CESE y secretario del sector Minero de FITAG-UGT, Victor Fernandez, plantea que una estrategia a largo plazo destinada a mantener la seguridad del suministro energético ha de velar por el bienestar de los ciudadanos y el buen funcionamiento de la economía, lo que implica la disponibilidad física ininterrumpida de los productos energéticos en el mercado a precios asequibles, respetando al mismo tiempo el medio ambiente.

Por eso, argumenta, se necesita un enfoque integral que tenga en cuenta los factores económicos, sociales, sanitarios y ecológicos. La Unión Europea importa más de la mitad de la energía que consume a un coste que supera los 1.000 millones de euros diarios, lo que representa más de la cuarta parte del total de importaciones de la UE y la cuestión más apremiante en materia de seguridad energética es la dependencia de seis Estados miembros del gas natural suministrado por un único proveedor exterior. El almacenamiento de carbón, esgrime el documento, ofrece seguridad energética, dado que unos pocos millones de toneladas de carbón en reserva en una mina, puerto o central eléctrica pueden garantizar el suministro de electricidad de un Estado miembro durante meses.

Se añade que a fin de satisfacer las crecientes demandas que se le imponen, la UE debería valorar todos los recursos energéticos disponibles y reconocer que los cambios llevarán tiempo. Habida cuenta de la importancia estratégica de la energía para la industria y los ciudadanos, el CESE recomienda aplicar a la combinación energética de la UE un enfoque “realista y pragmático”, con un abastecimiento fiable de energía, que apoye una economía viable y proteja contra la pobreza energética, lo que requiere una combinación energética diversificada a precios asequibles. Todos los recursos energéticos, cuando se utilizan de forma respetuosa con el medio ambiente, pueden formar parte de una solución neutra desde el punto de vista tecnológico, apunta el texto.

El dictamen explica que el carbón es importante para el suministro eléctrico de la UE y puede formar parte de la transición energética y de la futura combinación energética europea, `”ya que es cada vez más limpio y desempeña en algunos países un papel estabilizador en el sistema energético, tanto desde la perspectiva técnica como económica”.

La utilización de hulla y lignito autóctonos, que representan el 88 por ciento de los recursos energéticos convencionales de la UE, se argumenta, reduce la dependencia de las importaciones de energía y sus costes. “El carbón modera los precios de la energía: la disponibilidad de carbón importado garantiza una fuerte competencia, de modo que los precios del carbón reflejan un mercado verdaderamente mundial. La minería del carbón proporciona puestos de trabajo cualificados, contribuye al desarrollo de las regiones mineras y representa el punto inicial de numerosas cadenas de valor”, señala la Comisión.

El CESE recomienda que la Comisión Europea informe de la proporción de la energía autóctona en la combinación energética de los Estados miembros, utilizando un indicador de rendimiento que reconozca también el valor de la reservas de energía desde el punto de vista de la seguridad. La Comisión Europea, dice, debería proponer medidas para que los Estados miembros, actuando de modo conjunto, mejoren ese indicador. Asimismo, el CESE recomienda que se calcule un margen de capacidad, previa aplicación de un coeficiente de reducción, para los sectores de la electricidad de cada Estado miembro y que se mantengan márgenes adecuados durante la transición energética.

A fin de preservar la seguridad energética, una industria competitiva, la protección medioambiental y la cohesión social, el CESE recomienda establecer un 'Plan de acción para el carbón' que aborde cuestiones relacionadas con la reestructuración de la industria del carbón durante la fase de transición, de modo que las regiones que poseen minas de este mineral puedan adaptarse al cambio. Este plan debería incluir medidas destinadas a establecer un marco claro que permita a la industria del carbón invertir en las tecnologías necesarias para crear una Unión de la Energía.

Horizonte 2020


El CESE plantea que las prioridades del programa Horizonte 2020 para la investigación y la innovación incluyan las tecnologías de la energía que aumentan la seguridad y la eficiencia energéticas. Las centrales eléctricas convencionales se verán obligadas a producir electricidad 24 horas al día los siete días de la semana cuando las condiciones climáticas evidencien que la energía eólica o solar no son suficientes y será importante disponer de tecnologías del carbón flexibles y eficaces, así como de nuevas tecnologías de almacenaje de electricidad.

Para acelerar la transición hacia una economía de bajas emisiones, el CESE recomienda una estrategia en tres etapas que contempla la sustitución y modernización de las antiguas centrales eléctricas alimentadas con carbón para mejorar la eficiencia, reducir el consumo de combustible y moderar las emisiones; seguir fomentando la I+D, lo que conducirá a la próxima generación de centrales eléctricas alimentadas con carbón, de alta eficiencia y bajas emisiones, cuya flexibilidad les permitirá complementar la generación proveniente de las energías renovables y demostrar e implantar las tecnologías de captura y almacenamiento de carbono con el fin de convertir estas tecnologías en una fuente competitiva para producir electricidad a partir del carbón de modo fiable y con bajas emisiones.
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