"Salí al Camino bastante antes del amanecer, el calor de la jornada anterior casi me hace abandonar y una promesa me obligaba a llegar a Compostela. Parece que fue el cielo el que me iluminó pues viví uno de los momentos más bellos, el más bello, de mi Camino.
Los primeros rayos de luz querían abrirse paso, pero aún era de noche cuando comencé a escuchar al fondo, no muy lejos, una celestial banda sonora. Por mi condición de músico creí escuchar mezcladas dulces notas de Schuman con estridencias de Penderecki o Halffter, a quien quiero visitar al pasar por Villafranca. Me desvié hacia la orquesta, seguí la llamada de la pieza sin fin y llegué, justo cuando amanecía, a una laguna, de considerables dimensiones, en la que los músicos, aves de todo tipo, jugaban a despertarse unas a otras y sobrevolar el agua haciendo arabescos en el aire. Salían de entre ramas y pequeños árboles como anunciando el amanecer, por parejas, en grupos, algunas nadaban un buen rato, volaban, sin abandonar la partitura.
Ni siquiera el sol me apartó de mi palco de honor para asistir a aquella sinfonía del amanecer sobre el agua y acariciado por la brisa que siempre desprenden las riberas".
Este texto lo dejó escrito en el libro de visitas del albergue de Mansilla Marco Antonio R. Salinas, peregrino, joven músico valenciano becado en Berlín, según él mismo explicaba después, cuando le pidieron permiso para publicar el texto en el suplemento dominical de la desaparecida La Crónica.

Es otra forma de disfrutar las lagunas (humedales en general) que pueblan la provincia de León. Parece que los astros se conjuran y pocos días después de localizar este texto, buscando otra cosa, aparecen en la boda antrueja de Celadilla un grupo de jóvenes aspirantes a biólogos que están en otra faena diferente, documentando aves en humedales.
- ¿Tantos hay?
- ¿Miles?
Y dos días después, los astros se conjuran, el biólogo Manu González entrevista en la radio a un gran experto... en humedales: El profesor Rafael Garnica, que va desvelando los diferentes tipos de humadales: además de lagos (más grandes y con agua permanente) y lagunas (que pueden tener agua siempre pero son más pequeñas), habla de marismas, turberas, corrientes, lagos glaciares, otros artificiales como pantanos o balsas de riego que, curiosamente, tienen gran variedad de aves en su hábitat. Hay curiosidades muy significativas en este ‘campo’: "En turberas, de pocos metros cuadrados, hay una gran cantidad de aves, especializadas en vivir allí".
Y añade: "O los brazos muertos de nuestros ríos. De esos saben mucho los habitantes de Valencia de Don Juan, Mansilla, Puemte Villarente... todo el bajo Esla, que son restos del cauce de los ríos".
Y van apareciendo espacios dignos de visitar: Fontecha, Chozas, Bercianos del Real Camino... y alguna curiosidad: "No podemos olvidar las lagunas que se están creando con los trabajos de las graveras abandonadas. Fundamental para el mantenimiento de la naturaleza, renaturalizando para compensar lo que hemos hecho mal" y hasta hay una a la que llaman "Doñana leonesa" (por las especies que alberga, claro) en Grulleros. Y entre los habitantes, los músicos del peregrino, un nombre: el gallipato: "Una desconocida joya zoológica de toda la llanura de León", señala Garnica, que fue quien habló de lo que "hemos hecho mal". En este campo no deberíamos olvidar las denuncias que con frecuencia presenta Ecologistas en Acción, hablando, por ejemplo, de "desbroces, que no se someten a evaluación de impacto ambiental y dañan la vegetación de las riberas; eliminación de carrizas, perjudicando directamente a las aves acuáticas nidificantes; apertura de accesos irracionales que dañan el ecosistema; vertidos sin depurar; humedales que soportan una significativa caza furtiva, explotaciones pizarreras agresivas con, por ejemplo, el lago de La Baña, incendios...".
Los caminos para conocer el "el estado y dimensión" de este gran patrimonio llevan a otro nombre fundamental:Víctor Castro, que presentó en 2015 su tesis sobre ‘Flora y vegetación de las lagunas y humedales del Sector Castellano Duriense en la provincia de León’.
Castro habla, en referencia a los peligros, de 24 tipos diferentes de impactos; en los 296 humedales que estudió para su tesis en la que, además de importantes datos sobre la flora o las características del terreno, la calidad del agua... recoge datos que llamaríamos más periodísticos, llamativos para la población:el número de especies de cada humedal, los nombres de los músicos que interpretan la sinfonía que desvió el camino del músico peregrino...
Y ahí la gran referencia es el Censo de aves acuáticas invernantes en la provincia de León, realizado por GIA-León y coordinado por David Miguélez Carbajo, con 24 colaboradores que en el realizado en 2019. Los números confirman que donde más aves viven es en las balsas de riego. Y la de Santa Cristina del Páramo se lleva la palma con 2131 ejemplares de 13 especies diferentes; 1115 ejemplares alberga la de Grisuela del Páramo, de 9 especies diferentes; y las del Burgo Ranero 488 de 7 especies.
También los pantanos son ricos en especies, el de Selga de Ordás da cobijo a 744 de 13 especies y la presa de Santa Marina del Rey a 581 de 11 especies... las menos pobladas son curiosamente las lagunas;para dar un total de 9.461 ejemplares censados de 32 especies.

El mismo equipo GIA y nuevamente David Miguélez como coordinador estudió 64 espacios y el número total era muy parecido, 9.395 aves, pertenecientes a 26 especies diferentes. La especie más abundante es el azulón con 6.470 ejemplares, que supone casi el 69 % del total de aves acuáticas censadas y que aparece en 73 % de los humedales prospectados. Le siguen de lejos, en frecuencia de aparición, la avefría europea, el cormorán grande y la cerceta común.
Según este estudio, el principal humedal de la provincia en cuanto a la abundancia de aves acuáticas fue nuevamente la balsa de Santa Cristina del Páramo con 3.111 ejemplares, que suponen más del 33% de las aves censadas de la provincia y que se reparten en once especies. Le sigue con más del 11% de las aves la gravera Santas Martas, con nueve especies. Otras localidades que destacan por tener nueve o más especies son los embalses de Selga de Ordás y Barrios de Luna.
¿Y los ‘músicos’? pues nombres tan atractivos y, tal vez poco conocidos por los no expertos, el ánade friso y el ánade silbón, la cerceta común, el citado azulón, el pato cuchara, los porrones, el somorjujo lavanco, el zamullín común, los odiados por los pescadores —cormorán—, la garceta grande, la focha, el ya citado gallipato, que en una de las imágenes aparece ‘cazado’ por el somorjujo...
Nombres que invitan a creer que es cierto que la orquesta sonaba bien, que merece la pena ir a escuchar esa sinfonía que interpretan cada amanecer... y repiten al caer la noche.