El Puente Villarente descubre el silencio

La apertura de la autovía León-Valladolid, la A-60, repercute en la seguridad, la economía local y en algo más mundano, el ruido

D.L. Mirantes
20/07/2018
 Actualizado a 16/09/2019
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Los principales navegadores y sistemas GPS todavía, dos días después de su apertura oficial al tráfico, no la reconocen y siguen recomendando otras rutas, pero la autovía León-Valladolid, la A-60, ya permite reducir notablemente el tiempo empleado en el trayecto León-Santas Martas. No es la única repercusión de la puesta en servicio de esta infraestructura, que también incide en la seguridad, en la economía y en algo mucho más mundano, el ruido.

En cuanto a la reducción de los siniestros, el puente sobre el Porma es un paso estrecho que soporta diariamente el paso el miles de vehículos, una buena parte de ellos pesados. La A-60 alivia considerablemente la presión sobre la infraestructura, lo que redunda en menores riesgos. Pero no solo este punto negro de la N-601 ha visto reducida la presión. El cruce de la Adanero-Gijón con la carretera de Boñar también es más seguro. Donde había que esperar varios minutos para incorporarse a la general, ahora, un jueves de julio al mediodía es llegar, hacer el stop, comprobar que no viene nadie y continuar la marcha. A buen seguro, los domingos a última hora, cuando el sureste de la provincia regresa a la capital, la ‘cremallera’ entre los que vienen y los que llegan será más corta también, tendrá menos dientes.

Cruzar ahora el paso de cebra en mitad de la travesía de la carretera que une dos de las principales ciudades de la comunidad también es más sencillo que el lunes pasado. Y sin la autovía, por la N-601 pasaban al día entre 10.000 y 20.000 vehículos. Estableciendo la misma frecuencia, sin tener en cuenta la noche y el día, el volumen del tráfico supondría el paso de un vehículo aproximadamente cada dos minutos. Con el reloj en marcha, poco antes del mediodía de ayer, se registraban a la entrada del pueblo desde León intervalos de hasta un minuto sin ningún vehículo a la vista.

Además de la seguridad, la tan mencionada vertebración del territorio que favorecen las vías de alta capacidad entra en conflicto con otros efectos que se producen las poblaciones que dejan al margen. El fenómeno no es nuevo en León. La León-Benavente, la A-66, ya echó a un lado a buena parte de los negocios de la N-630. La apertura de la repercute en la economía local, aunque todavía sea pronto para cuantificar el impacto. Un itinerario alternativo al habitual puede restar clientes al comercio local y para algunos las ventas se resentirán.

Lo que llevamos de ayer y hoy se ha notado un montón, la gente que pasa para Cistierna se va directamente, pero habrá que esperar sobre un año para valorar los daños reales “Lo que llevamos de ayer y hoy se ha notado un montón, la gente que pasa para Cistierna se va directamente, pero habrá que esperar sobre un año para valorar los daños reales”, apuntan en el Horno de Eladia.

Para otros, la clientela habitual permitirá mantener el negocio, gracias a que el Puente Villarente, por los servicios que concentra, funciona en cierto modo como una cabecera de comarca. “Se mueve un poco menos de gente, pero sobre todo la de paso, la de Valladolid… pero como hace dos días que han abierto tampoco puede decir nada con exactitud”, apunta Carmen Ibán en la gasolinera de la localidad.

Los más pesimistas aseguran que será “la muerte” de una parte de los negocios del pueblo. “En julio y agosto resistiremos”, explican, “pero venid en octubre, noviembre, diciembre…”. Otros prefieren esperar antes de sacar conclusiones, sin rechazar ninguna hipótesis. “Menos tráfico si habrá si el 50% van por la autovía, pero no sé si afectará a los negocios”, apuntan en una terraza. Los horarios también influyen en la percepción. “Cuando yo me levanto he visto que algún camión que venía antes por aquí sigue viniendo, no lo he notado mucho”, apunta otra voz en la misma terraza.

Sobre el terreno, lo que sí se nota es que por la autovía el trayecto del puente Villarente a Mansilla ahora es de cuatro minutos y a Santas Martas de diez. En llegar de León a Santa Martas se invierten ahora 15 minutos según el cronómetro y 29 según Google, que hay que recordar, aun no reconoce la autovía ni algo mucho más mundano, el silencio de una carretera, por minutos, sin tráfico.
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