El padre de Lucía: "Hay poco a lo que agarrarnos, pero lo tenemos que intentar"

La pequeña, de tan solo siete años, lucha contra un tumor de tronco difuso con el apoyo de cientos de personas de Trobajo

Cristina Centeno
21/09/2016
 Actualizado a 19/09/2019
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Lucía Chamorro tiene tan solo siete años, pero este mes de septiembre no ha podido volver al cole para cursar segundo de Primaria según lo previsto. La primera quincena de julio se fue de vacaciones a la playa, junto a su familia, y disfrutó del descanso, todo dentro de lo habitual. Pero a su regreso a casa, en Trobajo del Camino, todo se torció. Un día subió del parque diciendo que los niños le decían «eres bizca», recuerda su padre, Luis Ángel Chamorro, que, efectivamente, notó el estrabismo.

Ese fue el primer síntoma. Fue al pediatra, pero le comentaron que era algo común para su edad y que «con un parche se corregía». Pero Lucía fue cambiando, «fuimos notando otro tipo de síntomas, torpeza al hablar, se tropezaba mucho, se caía...», comenta el padre, que reconoce que en un primer momento en casa lo achacaron a la vista pero luego vieron que no podía ser de eso.

En Barcelona se someterá atratamiento experimental, que hará que sus padres realicen viajes difíciles de asumir en lo económico Después de pasar varias veces por Urgencias, una resonancia detectó que Lucía tenía un tumor cerebral, «sin muchas explicaciones al principio», explica. Aunque su situación se agravó, «empeoró muchísimo», lamenta Luis, y entró en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), donde les explicaron más: la pequeña sufría un tumor de tronco difuso y «por desgracia no había cirugía posible para aplicar». Fue el primer mazazo para sus padres, Luis y Nieves. Después de eso «nos dijeron que nos mandaban para el mejor sitio en el que creían que podíamos estar, al Hospital Niño Jesús de Madrid».

Allí está ahora Lucía, junto a su madre, recibiendo un tratamiento de radioterapia desde el pasado 1 de septiembre. Mientras, su padre espera en León, trabajando. «Lo más duro es estar lejos de la niña», reconoce, después de recibir en la capital otro duro golpe, «vas con esperanzas de que allí pueda haber algo que aquí no hubiera, pero te explican todo y te das cuenta de que no hay antecedentes de operación en este tipo de tumor y que, después de unos meses buenos con radioterapia y una mejora temporal, desgraciadamente el paciente fallece», explica emocionado.

La pequeña es consciente de lo que la pasa. Igual que su hermano, de 14 años. En el Niño Jesús le contaron, mediante un cuento, su dolencia y la familiarizaron con ‘Leo’, como llamaron al aparato en el que recibe la radioterapia.Lucía está tolerando «muy bien» este tratamiento, «come bien, ha vuelto a caminar, sonríe... Ha vuelto a ser más o menos la niña que era», algo que anima a su familia.

Un tratamiento experimental


Durante su estancia en Madrid, les llegó una esperanza. Un tratamiento experimental en Barcelona del que al principio dudaron pero que es lo que les queda. «Nos han dejado poquito a lo que agarrarnos, pero lo tienes que intentar», comenta Luis. «Lo que tenga que ser será, pero por lo menos que no nos quede la cosa de no haberlo hecho todo», comenta.

Ahora, está recibiendo radioterapia en el Hospital Niño Jesús de Madrid y "ha vuelto a ser más o menos la niña que era", dice Luis  Cuando Lucía acabe la radioterapia, comenzará con este tratamiento, una «especie de vacuna». Lo decidieron «sin pensar lo que acarrea eso», porque todo esfuerzo es poco para unos padres que luchan por la vida de su hija. Pero la terapia es ambulatoria y supondrá numerosos viajes y alojamientos en la capital condal, algo que no pueden asumir económicamente, sobre todo después del esfuerzo que conlleva un mes en Madrid. Por eso decidieron aceptar la ayuda ofrecida desde el Ampa del colegio Trepalio, donde está escolarizada la niña, y de un grupo de Amigos de la Infancia de San Andrés. «En principio no quería porque siempre te da un poquito de apuro, pero después lo piensas fríamente y dices... es por ella, se acabaron los apuros».

Trobajo, volcado con Lucía


Tras aceptar la ayuda «se pusieron manos a la obra» y Luis, reconoce, se ha quedado «alucinado con la gente». «Creí que era a nivel vecinos y amistad, poco más», explica, pero no ha sido así. Hay huchas en gran parte de los establecimientos de Trobajo, incluso alguna en León, partidos de baloncesto, empresas que quieren colaborar, los vecinos, mercadillos solidarios y un largo etcétera para ayudar a Lucía en su lucha. Además han puesto a disposición del que lo desee un número de cuenta para recibir donativos (ES89 2108 4272 8000 1317 8211). «Estamos desbordados realmente», confiesa. «Realmente vamos a lo desconocido», explica sobre el coste del tratamiento en Barcelona, porque aunque entre por la Seguridad Social, tendrán que ir en numerosas ocasiones, alojarse y todo lo que ello conlleva. «Igual ahora se recauda un montón de dinero y después no necesitamos tanto, o al revés», explica Luis, que, como «no quiero quedarme con nada que no sea mío», asegura que en el caso de que puedan asumir el tratamiento con menos los sobrante lo donarán.

Pero el apoyo recibido también les tiene esperanzados y «con mucha ilusión». No se esperaban esta respuesta, de vecinos o compañeros de colegio. Algo que les da «esperanzas» para decir «¿y por qué mi hija no va a ser la primera en salir de ésto, no ha habido ningún caso, pero por qué no puede ser ella?». Desde luego que todo este cariño les dará fuerzas en su intensa lucha.
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