El nuevo Plan del Oso Pardo hará frente a "nuevos retos" para fijar una población que ronda los 260 ejemplares

Suárez-Quiñones elogia el "cambio de concienciación" que han generado las actuaciones del proyecto Life

S. Gallo (Ical)
14/10/2016
 Actualizado a 09/09/2019
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El nuevo Plan de Recuperación del Oso Pardo, que se espera que esté listo en la actual legislatura, tendrá que afrontar una situación nueva dentro de una especie que, pese a su mejoría, no se encuentra todavía fuera de peligro. Ante este cambio en el panorama de estos animales, se presentan “nuevos retos” que se intentarán afrontar en este documento, con el fin de consolidar la población e incluso prever y dar soluciones a posibles conflictos que se puedan producir. En esta línea, continuará el proyecto Life que, sin embargo, sí reclama la ejecución de proyectos “novedosos” para perseguir estos mismos objetivos.

Algunos de los retos que se tienen que hacer frente a partir de ahora pasan por el acceso a poblaciones y la consolidacion de la conexión con la población oriental, así como el hecho de compatibilizar la conservación de la especie con nuevas oportunidades, como pueden ser el turismo de observación “sin perjudicar a la especie a la vez que se genera renta”, explicó el jefe de Servicio de Espacios Naturales de la Junta, José Ignacio Molina.

El consejero de Fomento y Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, apostilló que uno de los retos de futuro tiene que ser precisamente “la compatibilización entre el turismo y la conservación de la especie”, un “equilibrio” que hay que buscar para que la continuidad del oso no sea “un impedimento” en el mundo rural. Para ello, el consejero elogió el trabajo que se ha venido desarrollando en los diferentes proyectos Life para conseguir “un cambio de concienciación” que han favorecido el compromiso de la ciudadanía con la especie. “Hemos pasado de cazar al oso gastando dinero y esfuerzos, a invertirlo en su conservación”, declaró Suárez-Quiñones.



Ha sido precisamente el proyecto Life el que ha generado “un cambio de actitud” en relación al oso pardo que “ya no es ese gran enemigo”. Si hace unos años la población oriental presentaba “un bajo nivel de variabilidad genética”, esto ha ido cambiando con el tiempo y ahora se contabilizan más de 240 osos en la cordillera cantábrica, además de que el año pasado fueron más de 64 las crías que se detectaron. Además, en la población oriental hubo ocho osas con crías frente a una cría o dos que se podían detectar “y no todos los años”, mientras que en los últimos cuatro años se ha consolidado el hecho de que se registren tres o cuatro crías.

Con esta nueva realidad, ya se trabaja teniendo en cuenta que los animales se están acercando a lugares donde “hacía mucho que no lo hacían” para así evitar conflictos con la población e incluso fomentar áreas de paso. Para ello, se hizo un llamamiento para seguir contando con las entidades locales, la sociedad civil y la propia administración.

De cualquier forma y pese a esta mejoría, el oso sigue siendo una especie en peligro y, según los criterios estatales fijados, sería necesario contabilizar unos 500 ejemplares y contar con un área de distribución con varios cientos de miles de hectáreas más, y que no estuvieran fragmentadas, para plantear “un cambio”. Sin embargo, el objetivo de la Fundación Oso Pardo y de las diferentes empresas y administraciones implicadas en el Proyecto Life pasa por evitar la amenaza y hacerlo de manera que su conservación sea “compatible” con los usos tradicionales y los nuevos usos, de forma que la presencia del oso “no se vea como un problema”.

El presidente de la Fundación Oso Pardo, Guillermo Palomero, dijo sentirse “encantado” con los resultados de este último proyecto Life que se ha desarrollado desde el año 2013 y hasta el pasado mes de junio, en el que se ha trabajado “codo con codo” con ocho ayuntamientos leoneses de la vertiente sur del corredor interpoblacional, además de con otras entidades como la Fundación Biodiversidad, la Junta de Castilla y León o Gas Natural Fenosa.

Resultados del proyecto Life


Durante la aplicación de este programa se han plantado 82.202 árboles -frente a los 65.000 previstos inicialmente- dando forma a 223 bosquetes de conectividad y cobertura repartidos por el territorio en fincas de uso abandonado adquiridas por la Fundación Oso Pardo y terrenos gestionados en régimen de custodia del territorio. Entre estas especies plantadas se encuentran cerezos, mostajos, serbal de cazadores, pudios, manzanos, arraclanes, avellanos y abedules.

Además, se han firmado 13 convenios de custodia del territorio con propietarios de terrenos y diez acuerdos de colaboración. En este tiempo, ha sido posible generar una decena de puestos de trabajo para desempleados locales en una primera campaña de plantación, y 15 puestos de trabajo en una segunda campaña, ambas de tres meses de duración. Igualmente se han desarrollado numerosas reuniones y jornadas informativas con ganaderos, apicultores y cazadores, actividades de voluntariado con habitantes de la zona, reuniones técnicas y visitas de intercambio con otros proyectos nacionales e internacionales.
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