H ace unas pocas semanas, el 18 de diciembre, las esquelas incluían a un sacerdote,uno más de los que llevaban un buen número de parroquias, "adscrito a la unidad pastoral de Crémenes", explicaba la esquela. Era de Herminio Villa Fresno, tenía 84 años. Otra esquela. Sin más pena ni gloria, ni una palabra en ningún lado más allá del recuerdo de sus allegados. Muchos amigos ni se enteraron. Sin embargo, cuando, por ejemplo, se enteró el profesor Francisco Flecha, exvicerrector de nuestra Universidad, se enteró confiesa que "me impresionó mucho, tal vez porque era el primero que fallecía de aquel grupo de Zotes, por su biografía, porque ya jubilado seguía atendiendo a un montón de parroquias, seguía en la brecha cuando casi todo el mundo ya se ha bajado de los andamios".
Ahí está la clave. En su trabajo y en lo que Paco Flecha llama ‘el grupo de Zotes’, una de esas iniciativas que forman parte de lo mejor de nuestra historia y que han caído en un triste olvido. Hay que recordar que hablamos de los años 60, que fue cuando mantuvo una intensa actividad aquel grupo cuya cabeza visible era el párroco de Zotes y Villaestrigo, Julio Martínez Redondo.
Entre otras muchas iniciativas pusieron en marcha un Colegio Familiar Rural en Santa María del Páramo, financiado por la Comunidad de Regantes, que era el primero de España de este tipo. De él surgieron otros grupos, uno muy importante en Cabreros del Río, origen del más potente sindicato agrario que tuvo esta provincia, la Unión de Campesinos Leoneses (UCL) de Matías Llorente y Gerardo García Machado, entre otros. Llorente lo recordaba:«Yo era casi un niño, pero me formé con ellos, me enseñaron a hablar en público, las técnicas asamblearias, todo".
Julio Martínez Redondo, Francisco Flecha, Hilario González, Elvira, Víctor González, Nina Infante y Herminio Villa formaban el núcleo de este grupo, al que algunos llamaban la comuna sin ningún tono despectivo, sino fruto de que aquellos personajes vivían poniendo todo en común, se alquilaban para trabajar en las faenas del campo en las que eran requeridos.
Julio Martínez, que contaba con el aval de ser el cura de las dos parroquias (Villaestrigo y Zotes), comenzó a acercarse a sus feligreses a través de los movimientos y grupos ‘legales’ de la época (la Juventud Agraria Rural Católica, JARC o la Hermandad Obrera de Acción Católica) pues aunque sus ideas eran mucho más avanzadas era consciente de la realidad que le rodeaba y de que en León era obispo Luis Almarcha, que sospechaba incluso de los militantes de la HOAC. El profesor Francisco Flecha, uno de los que se sumó a este grupo sin ser cura, recuerda que la idea de Julio Martínez era crear grupos de reflexión y compromiso sobre los problemas del campo, en general, y de los jóvenes agricultores en particular, tendiendo a fomentar niveles de asociación a nivel local, comarcal, provincial, regional y nacional. La capacidad de convocatoria de Julio era evidente, su compromiso llegaba a los jóvenes de la comarca que veían en él a alguien siempre dispuesto a ser el primero en agarrarse al arado, no solo a predicar. Así se fueron sumando a sus grupos de reflexión jóvenes campesinos llegados de pueblos comoAbelgas y Cabreros del Río», entre los de estos últimos estaba el citado Llorente, que nunca niega, todo lo contrario, la influencia de este grupo en la fundación y puesta en marcha de la UCL, que incluso sitúa su nacimiento oficial en una reunión en la iglesia.
Son históricos los panfletos que veían la luz en las ‘ciclostil’ de las parroquias o los tele-clubs, poco controlados, aunque Julio Martínez Redondo sé se llevara un susto, como puede comprobarse en un ‘suelto’ en la prensa nacional (ver página anterior)en la que se le acusa de que "al parecer, desde hace algún tiempo, venía editando folletos y hojas sin pie de imprenta", aunque a su vez desvelaba la capacidad ‘operativa’ de Martínez Redondo y su grupo: "Dichas hojas y folletos, con la colaboración de los monaguillos, se distribuían por los domicilios y posteriormente se hacía entrega de ellos a la entrada y salida de la misa dominical". Claro que no faltaba la justificación del ataque contra ellos: "El contenido era considerado por algunos vecinos como subversivos en cierto orden de cosas". No le extraña a Flecha el calificativo pues recuerda que el Colegio Rural "era especial y maravilloso, financiado por la Comunidad de Regantes , algoinaudito. Era una experiencia trasplantada a Leónde los colegios creados por los sindicatos agrícolas franceses, que pretendían formar líderes para nuestro campo con formación técnica y compromiso social. Rompía con todos los mitos y no ofrecía títulos sino conocimientos y reflexión, para que los jóvenes ‘instruidos’ allí no se desclasasen y aprovechasen la formación recibida para abandonar el campo. No buscaba lo de estudiar para no tener que vivir del campo sino lo de estudiar para vivir del campo con dignidad". Y entre ellos estaba Herminio Villa, que se nos ha ido en silencio.
El nido de los curas rojos: Zotes
El grupo de Zotes (la comuna, para otros) es parte de la mejor historia de esta provincia, parte de la lucha obrera y por la libertad
22/02/2015
Actualizado a
19/09/2019

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