El hombre abatido en Cornellá pasó la noche muy inquieto y rezó minutos antes del ataque

Abdelouahab Taib, que no tenía ningún antecedente yihadista, sufría un fuerte conflicto interno por su homosexualidad

ABC.es
21/08/2018
 Actualizado a 17/09/2019
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Eran las seis menos diez de la mañana cuando Abdelouahab Taib subió los cinco escalones que conducen a la puerta principal de la comisaría de los Mossos d’Esquadra de Cornellá (Barcelona). Llamó insistentemente al interfono hasta que una agente, que estaba sentada en el mostrador de recepción, protegida por una mampara de cristal, le abrió la puerta. El hombre, de 29 años, nacionalidad argelina y que según su mujer sufría un conflicto interno por ser homosexual por lo que posiblemente trató de suicidarse, se «abalanzó» con una clara «voluntad homicida». Iba armado con un cuchillo de «dimensiones considerables» y gritaba «Alá es grande». Por eso, a la agente no le quedó más remedio que disparar al hombre y abatirlo a tiros.

Esta es la versión de los Mossos, que investigan por el momento el ataque como un «atentado terrorista», aunque su mujer explicó a los investigadores, según fuentes policiales consultadas por ABC, que la motivación podría ser el suicidio. El asaltante era víctima de un fuerte conflicto interno después de que su pareja descubriera que era gay.

El comisario Rafael Comes, jefe de la Comisaría Superior Central de los Mossos, no quiso dar detalles ayer en rueda de prensa de qué sucedió exactamente entre que a las 5.52 horas Abdelouahab Taib llamó al interfono hasta que fue abatido. El mando no aclaró si la agente había salido o no de la «pecera» de recepción -situada solamente a unos siete u ocho metros de la puerta- que la protegía, ni cuántas veces apretó su gatillo para matar al atacante, ni tampoco en qué partes de su cuerpo recibió el impacto o los impactos de bala. La policía no resultó herida pero sí fue atendida por un equipo de psicólogos. En la comisaría estaba también un sargento, jefe de turno, que acudió al lugar alertado por la agente, quien tuvo que disparar después de que el asaltante se dirigiera hacia ellos cuchillo en mano.

La investigación, en la que participan los Mossos, la Policía Nacional y la Guardia Civil, y que está encabezada por el juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno -de guardia en el momento de los hechos-, deberá aclarar si se trata o no de un ataque terrorista; si Abdelouahab Taib tenía algún tipo de relación con grupos islamistas o actuó por su cuenta y riesgo, y de si la respuesta de la agente fue la adecuada. También si, como dicen los Mossos, a la agente no le quedó más remedio que disparar.

Una forma de ser abatido


Sobre las motivaciones del ataque podría arrojar luz la declaración de su esposa a los investigadores. Explicó que su marido posiblemente se había querido suicidar, según ha podido saber este diario. Estaban en trámites de separación desde que ella había descubierto que su marido era homosexual y que él lo reconociese. Tenía vergüenza de que el colectivo musulmán lo supiera y, podría ser, según la mujer, que pensase que entrar armado en una comisaría era una forma segura de ser abatido. La esposa también relató que el hombre había pasado la noche muy inquieto, que estuvo rezando hasta las 5.40 y que fue entonces cuando salió de casa. La comisaría está a apenas 200 metros del domicilio. El abatido no tenía antecedentes policiales que lo relacionaran con el yihadismo, lo que hizo imposible que los Cuerpos de Seguridad previeran un posible ataque.

Para conocer detalles de la acción será clave igualmente el análisis las imágenes de las cámaras de seguridad de la comisaría. También podrían aportar pistas las diligencias ordenadas por la juez de guardia de Cornellá -antes de que la Audiencia Nacional asumiese la causa- de incautar el arma de la agente para examinarla y hacer un examen balístico con el fin de averiguar las circunstancias exactas en que el atacante fue tiroteado; la distancia a la que se encontraba y el número de disparos recibidos. En la memoria de muchos está el abatimiento hace un año en una zona de viñas de Subirats (Barcelona) de Younes Abouyaaqoub, el terrorista autor material del atropello de La Rambla de 2017. Surgieron entonces debates de si los Mossos hicieron lo correcto.

Tras el suceso, los Mossos desplegaron un gran dispositivo de seguridad en el entorno de la comisaría y el barrio obrero de la Gavarra de Cornellá, donde precisamente vivía Abdelouahab Taib. Tanto la comisaría como la manzana de la vivienda del atacante -situada en los bajos del número 6 de la calle Garraf- fueron acordonadas y vigiladas por los Mossos, en colaboración con la Policía Local.

Los vecinos del inmueble, en mayor medida que los agentes, tuvieron que guardarse de paciencia hasta poder volver a casa. El registro en los bajos del número 6 de la calle Garraf se alargó durante todo el día. Tras el desalojo de los habitantes del bloque y aledaños por razones de seguridad, y con la zona ya acordonada, una docena de agentes del Grupo Especial de Intervención (GEI) de los Mossos irrumpieron en el piso. También lo hicieron los TEDAX -técnicos especialistas en la detección de explosivos-, la unidad camina, la policía científica y los investigadores.

Ahora los investigadores deberán aclarar si, como explicó la mujer, la acción podría deberse a un intento de suicido por cuestiones muy personales, o bien Abdelouahab Taib quería cometer un ataque terrorista.
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