El árbol pelirrojo y grande que se llama Marcos

Los alumnos de 4º de la ESO plantaron en el patio del instututo un árbol que lleva el nombre de Marcos, su compañero de curso fallecido hace tan solo unos meses

Fulgencio Fernández
22/06/2019
 Actualizado a 19/09/2019
Alumnos, padres y profesores alrededor del árbol que hará que perdure la memoria de Marcos. | F.F.
Alumnos, padres y profesores alrededor del árbol que hará que perdure la memoria de Marcos. | F.F.
El momento fue tan emotivo como seguramente no haya habido otro en el instituto de Pola de Gordón. Pero también fue el más duro que se ha vivido en este centro.

Era el final de la tradicional ceremonia de la graduación de la promoción que ya se va del centro, los de 4º de la ESO. Pero faltaba uno, seguramente el más ‘famoso’ de la promoción, Marcos el de Ventosilla, Marcos el pelirrojo, Marcos el grande, Marcos... el más bueno de todos los niños trastos, el más noble de todos los niños malos porque, aunque ya adolescente, nunca dejó de ser un niño.

Marcos no estaba porque perdió una cruel batalla contra un tumor cerebral que le fue comiendo vida y alegría, por más que disimulaba.

Y los chavales, los compañeros y profesores, decidieron que Marcos se quedara en el colegio para siempre. En el acto de ayer plantaron un árbol, de cualquier especie, pero pelirrojo; y le pusieron el nombre de Marcos.

El árbol ‘pelirrojo’ que este jueves plantaron en el patio del colegio lleva el nombre de su compañero fallecidoLa idea fue bella. La materialización de la misma muy dura. Sus compañeros intentaron leer un texto, pero no pudieron acabarlo. Recordaron anécdotas, que cuando Marcos iba en el transporte escolar y les contaba un chiste nadie se reía, porque era malo, y él se lo repetía una y otra vez pues creía que no lo entendían y acababa arrancando una carcajada general, con el chiste malo. Pero no pudieron acabar la historia. Se les encogió el alma y se hizo el silencio porque no había nadie que supiera qué palabras eran las más adecuadas para un momento como aquel, a la sombra del árbol pelirrojo y ya grande que para siempre se llamará Marcos. No sabían qué palabras decir porque no hay palabras...

Era el final de una jornada que había sido festiva, de despedida de una promoción que ya camina hacia La Robla, siguiente destino en Bachiller.

Todos eran conscientes de que este acto iba a resultar muy emotivo y de muchas lágrimas, pero lo tenían muy claro: "Intuíamos lo que iba a ocurrir, sabemos cómo quieren a Marcos, perohabía que hacerlo".

Y así es como Marcos ya vive en el patio de su colegio.
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