El año que regamos peligrosamente

La sequía, "histórica", ha marcado la campaña en el campo leonés

T.G.
28/12/2017
 Actualizado a 17/09/2019
Las reservas de agua de León han estado bajo mínimos, sobre todo la de Barrios de Luna que apenas ha llegado a albergar unos pocos hectómetros cúbicos. | DANIEL MARTÍN
Las reservas de agua de León han estado bajo mínimos, sobre todo la de Barrios de Luna que apenas ha llegado a albergar unos pocos hectómetros cúbicos. | DANIEL MARTÍN
El campo lleva todo el año encomendado al cielo. La lluvia se negaba a aparecer poniendo así en jaque buena parte de los cultivos y entonces comenzaron las plegarias. Las vírgenes salieron de las hornacinas de los pequeños templos de toda la provincia de León y las procesiones se sucedieron entre abril y mayo con súplicas para que llegase el agua. Pero el cielo hizo caso omiso a las pretensiones de riego de los agricultores que tenían por delante una campaña en la que no podrían sembrar lo que les hubiese gustado y mucho menos podrían regar lo acostumbrado.

Es en años de escasez cuando quedan en evidencia necesidades como la de continuar con la modernización de los sistemas de riego para optimizar la utilización del agua. Y también estas coyunturas hacen surgir problemas como fueron las ‘guerras’ del agua, que no tardaron en llegar a medida que la paciencia de los agricultores de zonas como la del Páramo se fue agotando al mismo tiempo que las reservas de agua iban cada vez a menos.
Los sindicatos pidieron a las administraciones ayudas para los agricultores con las que salvar un año «de ruina» y estas respondieron flexibilizando créditos pero sin dar ayudas directas que era lo que las opas reclamaban con más fuerza. Han tenido que conformarse con el aplazamiento de pagos a la Seguridad Social y con líneas específicas de financiación porque la exención del pago del canon del agua a la Confederación Hidrográfica del Duero por parte de los regantes leoneses parece que tampoco llegará.

Hablar del 2017 en el campo es por tanto hablar de escasez de agua. Las reservas de la provincia leonesa estaban ya por debajo del 30% a finales del mes de agosto, con la campaña de riego todavía en marcha. Algunos agricultores del Páramo llevaban ya por entonces varias semanas sin poder regar y fue en esta zona donde más tensión hubo ya que quienes cuentan con el riego automatizado se enfrentaron a los que riegan por inundación provocando la dimisión de la Junta Directiva de la Comunidad General de Regantes del Canal del Páramo. El grifo de Barrios de Luna se cerró y algunos cultivos apenas vieron el agua lo cual ha provocado que algunos definan este 2017 como un año «horribilis».

Acabada la campaña de riego, acabado el año hidrológico, la sequía continúa resquebrajando los suelos de León en los que el agua no acaba de calar y lo cual predispone ya a los agricultores a recalcular la ruta de los cultivos que sembrarán el próximo año por miedo a no tener agua suficiente para regar.

La climatología no ha acompañado y por ello las producciones han caído. La de trigo lo hizo en más de un 60%, pasando de 255.683 toneladas en 2016 a 101.183 en 2017. La de la cebada también disminuyó en una 67% pasando de 64.860 toneladas a 21.535. La avena, centeno y triticale pasaron de 68.240 toneladas en 2016 a 24.995 en 2017, lo que representa una caída del 65%. No le fue mucho mejor al maíz que ya en el año 2016 fue muy malo para el cultivo, pues las siembras se retrasaron hasta el mes de junio por las intensas lluvias, y muchas fincas se tuvieron que dejar en barbecho; el presente todavía ha sido peor, y esta vez por la falta de precipitaciones y por el estado de los embalses que no permitió completar el riego pese a que muchas fincas quedaron también en barbecho. La producción de un año normal en la provincia de León de maíz rondaría las 750.000 toneladas y la previsión de la Lonja para la presente campaña es de poco más de 500.000. Tampoco ha sido año para la colza, vezas y forrajes con pérdidas superiores al 50%. Aunque sí ha sido una buena campaña para el girasol, las patatas y las alubias.

En cuanto a la ganadería, no será precisamente este un año recordado por ser el que tanto ansían los profesionales del sector y que no es otro que sea el que dejen de abrir de la crisis de precios que arrastra el del vacuno de leche y el de ovino, teniendo sobre todo este último un año en el que el precio ha caído en picado poniendo en jaque la pervivencia de muchas explotaciones de León. No les han faltado a los ganaderos de la provincia leonesa los dolores de cabeza que provoca el lobo, sobre todo en las zonas de montaña donde se ceba con el ganado de pasto.

Política Agraria Común

No se pueden repasar los últimos 365 días del campo leonés sin citar a la PAC, esa directiva europea que rige desde Bruselas el cambio del sector primario. Se avecinan cambios en ella que parece ser que caminan orientados a un mayor cuidado del medioambiente con la prohibición del uso de fitosanitarios en el denominado ‘pago verde’. Esto pone en peligro cultivos como las alubias, que repuntaron este año en León.
Pero el campo también evoluciona. La Vega del Esla se ha convertido así en campo de ensayo de nuevas tecnologías de la mano de la cooperativa Ucogal, pionera en técnicas de agrotecnia con las que ya ha experimentado para perfilar el futuro del sector primario. Y es ese futuro precisamenteel que el campo quiere comenzar pronto para cambiar el calendario de un año histórico. Pero por malo.

El pedrisco puso la ‘puntilla’ al 80% del lúpulo del Órbigo

«Horrible», «el peor año en mucho tiempo», «una ruina»... Muchos calificativos y pocos positivos para definir el año del sector primario. Y es que a las heladas y a la escasez de agua también han sumado el pedrisco. Este arrasó a finales de agosto con los cultivos de la zona del Órbigo donde el lúpulo fue el principal damnificado. El granizo puso  la ‘puntilla’ al 80% de este cultivo con parcelas en las que no se pudo salvar nada. El coste de preparación de una hectárea de lúpulo ronda los 20.000 euros y por ello las pérdidas fueron cuantiosas.

La tormenta no solo afectó al lúpulo, sino que también provocó daños en otros cultivos como maíz, alubias, hortícolas y remolacha. También se vieron afectadas infraestructuras rurales y urbanas, tanto en el Órbigo como en El Páramo Alto, Astorga y su entorno, donde hubo importantes inundaciones. Pero ello no ha conseguido frenar el potencial de crecimiento de este cultivo en León donde en la actualidad hay 537 hectáreas cultivadas.

La Sociedad Agraria de Transformación (SAT) Lúpulos de León y Hopsteiner han comunicado este año que el contrato de compraventa del producto se ampliará hasta el año 2024 y supondrá una cuantía cercana a los 40 millones de euros hasta entonces. Se trata del periodo 2016-2024, por lo que incluye la cosecha de este año, y prevé un incremento del precio de 40 a 45 euros por kilo. Sigue así siendo el lúpulo el ‘oro verde’ de León teniendo en la provincia más del 90% del lúpulo nacional que se produce desde la década de los 50 del pasado siglo en León. Y para seguir.

Dos heladas bastaron para acabar con buena parte de la uva

Algunos viticultores no llegaron a estrenar este año los cestos de la vendimia. Fueron solo dos noches a finales de abril pero bastaron para cargarse el trabajo de toda una campaña tanto en El Bierzo como en el sur de la provincia. La pérdida en el caso de la DO Tierra de León fue del 70% con respecto a 2016 y es que esta vez la uva recogida desciende a 1.317.763 kilos. La cifra dista mucho de los 4,2 millones de uva del año pasado y aún más de su año récord que fue el 2015, con 4,6 millones de kilos recolectados.Eso sí, la vendimia ha tenido un aspecto positivo y es que la calidad no se ha visto afectada, gracia a que la sequía, contraproducente para otros cultivos, ha beneficiado a que las cepas no hayan sufrido enfermedades fúngicas.
Lo más leído