Una de las publicaciones referencia en el mundo de los viajes a nivel internacional es sin duda National Geographic, que la pasada semana publicaba su lista de los '100 pueblos más bonitos de España'. Define la revista a sus elegidos como "los tesoros rurales de este 2024", una selección de "los expertos de Viajes National Geographic de imprescindibles para una escapada".
Pueblos que llevan años recibiendo turismo nacional e internacional y alguna joya aún escondida componen una lista de lugares particulares o curiosos pero que mantienen en común el reducido tamaño de sus poblaciones y su riqueza cultural y paisajística. "Maravillas en miniatura" entre las que una vez más se cuelan dos de los pueblos leoneses que seguramente más fama arrastran fuera de las fronteras de la provincia. Por supuesto son Castrillo de los Polvazares y Peñalba de Santiago, que una vez más atraen el interés de los expertos de National Geographic.
Castrillo de los Polvazares
Una de las joyas de la provincia es sin duda Castrillo de los Polvazares, cuyas calles empedradas y sus casas arrieras atraen a miles de visitantes que buscan también disfrutar de la gastronomía y el clásico cocido maragato. El color de sus puertas y ventanas en contraste con el marrón de sus muros y calles la convierten en un lugar sin parangón que llama la atención de los redactores de National Geographic, que desde siempre han tenido en cuenta la localidad en sus listas.
Peñalba de Santiago
Otro clásico en la lista de los pueblos más bonitos de España es la localidad berciana de Peñalba de Santiago, una pequeña joya escondida en el Valle del Silencio y a la que lo enrevesado de la carretera que hasta el pueblo llega parece esconderla. Sin embargo, las casas de piedra y los techos de pizarra que se encuentran en la primera vista atrapan al visitante que tiene en esta pequeña localidad un lugar fijo al que acudir en su visita al Bierzo. La arquitectura tradicional berciana se encuentra muy bien representada en Peñalba, desde donde parten varias rutas que la conectan con su historia y la leyenda de San Genadio, fundado del pueblo y que, según cuentan mandó cayar las aguas del río Oza a golpe de bastón encontrando así el aislamiento que buscaba.