"Desde el 2000 se han hecho más de 200 identificaciones por la huella de la oreja"

El Comisario Jefe de la Policía Nacional de León, que tomó posesión el pasado 14 de enero, ha sido premiado por su trabajo sobre una técnica de identificación a través de las marcas de las orejas

Rosa Álvarez
02/02/2019
 Actualizado a 18/09/2019
El Comisario Jefe de la Policía Nacional de León, Miguel Ángel del Diego Ballesteros. | MAURICIO PEÑA
El Comisario Jefe de la Policía Nacional de León, Miguel Ángel del Diego Ballesteros. | MAURICIO PEÑA
Tomó posesión de su cargo como Comisario Jefe de la Policía Nacional de León el pasado 14 de enero. Miguel Ángel del Diego Ballesteros, que llegó procedente de Valladolid, donde era jefe de la brigada de la Policía Judicial, se instaló en la capital apenas unos días antes con «la mochila cargada de ilusión», y asumió su nueva labor como «un gran reto». El próximo martes recibirá el Premio de Investigación de la Fundación Policía Española de 2018 –fallado el pasado 10 de diciembre– por su trabajo ‘El otograma como técnica científica en la investigación policial’, realizado en colaboración con José Carlos Da Silva García, y al que han dedicado 18 años. Responde a esta entrevista con motivo de este reconocimiento y convencido de que esta técnica de identificación a través de las marcas de las orejas es «perfectamente viable» y fiable. De hecho, asegura que en España desde el año 2000 se han hecho más de 200 identificaciones por este método.

–Recibirá el martes el premio de Investigación Fundación Policía Española por su trabajo sobre el otograma como técnica científica, ¿qué ha supuesto este reconocimiento?
–Es el reconocimiento a una trayectoria. Quiero decir que soy coautor de este trabajo junto al inspector adjunto José Carlos Da Silva García. No es solo en exclusiva mío. Se trata de un trabajo desarrollado durante 18 años, desde que empezamos con esta técnica, y que recoge las investigaciones y estudios realizados desde entonces. A veces ha sido complicado, otras un poco desesperante, pero vamos demostrando científicamente que se puede utilizar esta técnica, que es viable.

–¿Qué les empujó a centrar su trabajo en este campo en concreto?
–El primer caso que hubo en España es del año 2000. Fue la brigada de la Policía Científica de Santander la que identificó el primer caso en septiembre de ese año. Dio la casualidad de que poco después, en el mes de diciembre, con motivo de una inspección ocular y estando yo en Palencia como jefe de la brigada de Policía Científica revelé un otograma con la suerte de que con la ayuda de los compañeros de Santander conseguimos identificar al autor, que formaba parte de un grupo itinerante y que fue detenido en Valladolid. Lo que nos decidió definitivamente a impulsar este trabajo es que, además, luego este caso llevó a dictar la primera sentencia condenatoria con este tipo de indicios. Vimos que era un campo desconocido. Muchas veces en los robos en domicilios se adoptan muchas medidas para no dejar rastro, pero notamos que se descuidaban en esto. Para comprobar si hay alguien en el interior es frecuente que apoyen la oreja en la puerta. No dejan huellas dactilares, no dejan nada, pero teníamos el otograma y vimos que por ahí podíamos tirar. Merecía la pena explotar este nuevo campo.

–¿Cuáles fueron las principales conclusiones que obtuvieron de este trabajo?
–Que es una técnica perfectamente viable, que está demostrada científicamente la gran variabilidad de los otogramas y que, además, es posible la implantación a nivel nacional de sistemas automáticos de identificación de otogramas de forma similar a los de la huella dactilar. No hay que descartarlo. También es un orgullo para toda la Policía Nacional. Al fin y al cabo hemos sido pioneros en este campo y los que más lo hemos empujado, incluso con la demostración de que se pueden utilizar esos sistemas automáticos y también intercambiar información con otros países como Alemania, Francia o Holanda, que también están utilizando esta técnica.

–¿Cuál es su grado de fiabilidad actualmente, se acerca al de una huella dactilar?
–Prácticamente. Uno de los estudios que hicimos era sobre la variabilidad y estadística de estos otogramas y en él salían miles de millones de posibles combinaciones con los puntos característicos, en algunos casos incluso billones. Con ese grado de variabilidad es muy difícil que se reproduzcan dos otogramas iguales.

–Se trata de una técnica de identificación que no es nueva, pero sí que sigue siendo todavía bastante desconocida.
–Sí, desde luego, aunque a nivel de calle tampoco nos interesa que se conozca mucho para que sigan siendo descuidados en este sentido. No obstante, ‘los malos’ ya empiezan a saber de su existencia, porque ya nos hemos encontrado con alguna puerta limpia, en la que se habían molestado en limpiar la puerta con cuidadito para no dejar otogramas. Incluso en una ocasión, en Valladolid, creo que fue el año pasado, hubo un caso en el que después de limpiar la puerta, suponemos que una de las autoras por la altura a la que se encontraban los restos del otograma, dejó un besito plantado en la puerta, de regalo.

–¿Ha habido muchos casos en los que un otograma fuera determinante para resolver un caso?
–La verdad es que sí. Ha habido bastantes casos esclarecidos gracias a ellos. Estamos hablando de que en España durante este tiempo, desde el año 2000, ha habido más de 200 identificaciones a través de los otogramas y esta se puede considerar una cifra significativa.
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