En una de sus visitas a su pueblo, Sabero, el ‘misionero’ Joaquín García —al que todos sus paisanos llamaban con familiaridad Quinito— nos explicaba con humor e ironía su decisión de irse primero a Filipinas y Colombia y finalmente en Iquitos, en la Amazonía peruana. «Aquí en Sabero había una expresión, ‘vas a saber lo que es amar a Dios en tierra de indios’... y lo quise comprobar, con todo el respeto y el profundo amor que me produce lo que quiere decir indios; y lo que me encontré fue loo facil que es amar a ‘los indios’ en cualquier tierra de Dios».
Muchas veces los curriculums no hablan de las personas, pero en el caso de Joaquín García sí nos acerca a su persona y su obra saber que fue Premio Fray Bartolomé de las Casas, el más prestigioso de los que se conceden en su campo y que le entregó el rey de España, también era Hijo Adoptivo de Iquitos, donde fue enterrado esta misma semana, aunque, siempre decía, «tengo dos nacionalidades pero jamás olvido Sabero», pueblo del que su hermano Nete fu alcalde.
El prestigio de este misionero agustino nace de la forma que evangelizó aquella Amazonía, «con el libro dando», enseñando a pescar. Realizó una ingente obra vinculada al saber como forma de progreso, a la Universidad. Él mismo lo explicaba: «No somos evangelizadores de llevar cosas, trabajamos con la Universidad Católica de Lima en el Centro de Altos Estudios Amazónicos, con diplomados y postgrados, con un respeto absoluto a la tradición y los orígenes de los pueblos, recuperando su cultura. Es una nueva y diferente conquista de la selva».
"Trabajamos en la Selva Amazónica con un respeto absoluto a la tradición y los orígenes de los pueblos, recuperando su cultura"
Yen esa tarea trabajó durante años en la edición de 40 tomos de ‘Monumenta Amazonía’ que recoja «toda su cultura, su lengua, su arquitectura, la historia de su cinematografía, su tradición literaria... No se trata de colonizar sino de ofrecer un proyecto de desarrollo con importante participación de los indígenas, en sus manos está el futuro».
No extraña por ello que cuando el periodista descalzo leonés Cabezas llegó a Iquitos le dijeran: «Siendo español pida lo que quiera, si es paisano de Joaquín García lo tendrá todo». Y resultó que no solo era español... era leonés.