Desahuciada en Pinilla una víctima de violencia machista que residirá a 20 metros de su agresor

El hombre, con condena firme de 4 años de prisión conmutada por servicios sociales, ha logrado el uso rotativo de la vivienda, mientras la mujer se muda al edificio de enfrente

David Iglesias y Laura Pastoriza
28/04/2023
 Actualizado a 28/04/2023
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Nerviosa, asustada y sin dar crédito a lo que está viviendo estos días. Así se encuentra Magdalena Javares, leonesa víctima de violencia machista, que ha sido desahuciada este viernes por orden judicial de su vivienda familiar, compartida legalmente con su ex marido en la calle Río Valdellorma de Pinilla, en la que vivía hasta ahora con los dos hijos que tienen en común. Él, que responde a las iniciales T.P., fue condenado por el Juzgado de Instrucción número 4 de León a cuatro años de prisión por delitos de violencia de género ocurridos hace cuatro años, en julio de 2019, que finalmente le fueron conmutados por menos de 300 días de servicios a la comunidad. 

La sentencia dictada posteriormente por la Audiencia Provincial, que ya ha sido recurrida por Magdalena al Tribunal Supremo, acordó el uso alternativo de la vivienda familiar, por lo que cada año deberán turnarse el domicilio en el inmueble situado en esta calle leonesa. A la espera de resolver los bienes gananciales derivados del divorcio, la pareja tiene en común otra vivienda. Ambas partes sostienen que no pueden vivir en dicho domicilio porque "no tiene ascensor" y ambos alegan problemas de salud. Ella, "patologías como hernias discales y problemas de huesos, como tengo acreditado por informes médicos",  y él, supuestas secuelas de un ictus, motivo por el que la Justicia no dictó su ingreso en prisión.

A pesar de las apelaciones de la víctima, por orden judicial, Magdalena ha tenido que entregar las llaves este viernes a las 10:30 horas a un responsable del juzgado, después de terminar la mudanza a tan solo 20 metros, donde la mujer vivirá con uno de sus hijos en una vivienda heredada de sus padres, ya fallecidos, en el portal de enfrente en la misma calle. Esta situación provoca en Magdalena auténtico miedo a encontrarse con el agresor, pero de ningún modo quiere abandonar su barrio: "vivo aquí con mis hijos como así lo he acreditado, ¿por qué tengo que abandonar la vivienda familiar?"


Magdalena argumenta, y así lo ha enseñado a la prensa, que tiene informes médicos que prueban que él sí puede ocupar la otra vivienda. "Me van a obligar a mí como víctima a irme donde ellos quieran, cuando este es mi barrio donde estoy arropada por mi gente". "¿De qué se trata de proteger a la víctima o al maltratador?", ha lamentado la mujer, que estos días está "sin dormir, sin comer, sin vivir". 


El agresor llega al domicilio desafiando la orden de alejamiento


El ex marido y condenado por violencia machista ha desafiado la orden de alejamiento y ha llegado al domicilio, ante el nerviosismo e indignación de la madre y sus dos hijos, acompañado de su abogado y un amigo. Han grabado a los periodistas que precisamente en ese momento tomaban declaraciones a la mujer y, pasando por detrás de ella, han entrado a la vivienda, donde han permanecido asomados a la terraza, sin querer hablar con los medios de comunicación presentes, Antena 3 y La Nueva Crónica

En ese momento, Magdalena, apoyada por dos amigos y sus dos hijos, mayores de edad, ha llamado sin dudar a la Policía Nacional. Una patrulla formada por cuatro miembros de Policía Nacional ha hablado con ella y con los hijos y, después de 20 minutos, han intentado acceder a la vivienda para hablar con la otra parte, sin éxito. Ellos no han abierto el portal y las fuerzas de seguridad han abandonado el lugar a mediodía sin llevar a cabo ninguna detención después de que incumpliera la orden de alejamiento pasando a menos de 3 metros por detrás de la víctima y ante los ojos de los periodistas. 

"Me dicen que hay que cumplir las sentencias, pero parece que solo hay que cumplir la que favorece al maltratador" ¿Por qué  él no entra a la cárcel? ¿Por qué se lo han conmutado?" Esta es la desesperación de una mujer, víctima de agresiones machistas, que no entiende por qué la Justicia no es "justa" con su situación y esté favoreciendo al maltratador. 

El teléfono para mujeres maltratadas es el 016. Es totalmente gratuito y no deja rastro.
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