Cuando el trigo pasó a manos del Estado

Tal día como este miércoles hace 80 años, en 1937, nació el Servicio Nacional del Trigo en España

Javier Revilla
23/08/2017
 Actualizado a 17/09/2019
Trilla en las eras de Valderas, con el silo al fondo del año 1954, el primero de la provincia leonesa.
Trilla en las eras de Valderas, con el silo al fondo del año 1954, el primero de la provincia leonesa.
Tal día como este miércoles, 23 de agosto, pero de hace 80 años, la agricultura cerealista española observaba un cambio trascendental con la creación del llamado Servicio Nacional del Trigo (SNT).

Se aprobó por medio del llamado Decreto-Ley de Ordenación Triguera y, obviamente al estar en plena Guerra Civil Española, sólo afectó de inicio al territorio controlado por los sublevados contra la República. Pero, como es bien sabido, la definitiva victoria franquista en la contienda, trajo consigo la implantación de una larga dictadura y, en lo que a nosotros nos atañe, la extensión del Servicio Nacional del Trigo (SNT) a toda España.

¿Qué significó el SNT? Pues ni más ni menos que la total intervención de la producción triguera por parte del Estado. Es decir, que los agricultores se vieron obligados por las sucesivas normativas no sólo a vender sus cosechas al Estado (completamente, con lo que se eliminó el libre mercado de trigo), sino que progresivamente las exigencias se irían incrementando, hasta el punto de obligarse a declarar bajo juramento las siembras y a precisar de unas guías especiales para el mero transporte del grano.

El mercado ‘negro’ del trigo

Tanto control se explica por el evidente rechazo que la intervención triguera suscitó inicialmente en muchos sectores, lo que desencadenó el ocultamiento o mercado negro, el famoso estraperlo. Porque hay una equívoca visión actual de la agricultura franquista como eficiente y lucrativa para los productores, siendo una percepción falsa y que en todo caso podría circunscribirse a las décadas de 1960 o 1970, en las que ya el Estado pagaba bien el cereal y por otra parte se había producido un éxodo rural que había vaciado las zonas rurales, permitiendo que los agricultores que quedaron allí viviesen un puntual momento de beneficio y garantía; proceso en conjunto que a la postre resultaría devastador para el futuro de los pueblos.

Pero en las décadas de 1940 y 1950 el precio que el Estado pagaba por el trigo no era ni mucho menos suficiente. En algunos momentos pagó por debajo del coste de producción. Evidentemente ello provocó rechazo y el surgimiento de redes clandestinas de mercado extraoficial, unas por verdadera necesidad, otras para generar enormes enriquecimientos a costa del hambre. No olvidemos que era aquel el periodo de la posguerra y de las cartillas de racionamiento, y que un producto de primera necesidad y derivado del trigo como es el pan estuvo racionado en España entre 1939 y 1952.

El Mihacale homenajea al Servicio Nacional del Trigo con una charla

El Museo de la Industria Harinera de Castilla y León (Mihacale) ubicado en Gordoncillo ofrece esta tarde una charla a las 19:30 horas a cargo del historiador y director del museo, Javier Revilla. A través de fotografías planea explicar el funcionamiento del Servicio Nacional del Trigo y su larga vigencia, pues aunque cambió de nombre y pasó a denominarse Senpa en 1971, funcionó hasta la década de 1980.

Herencia todavía visible de aquel SNT-Senpa son los grandes silos verticales que todavía podemos ver por toda España, y once de ellos en la provincia de León. En la conferencia repasarán algunos de estos silos y el historiador Javier Revilla detallará que no se empezaron a construir hasta la década de 1950 (el primero en España el de Córdoba, año 1951; el primero leonés el de Valderas, año 1954) e incluso posteriores, funcionando antes las paneras comarcales donde obligatoriamente los agricultores debían entregar sus cosechas.

Todo ello lo explicará precisamente dentro de los muros de una de las 33 paneras leonesas arrendadas en la década de 1940 por el SNT para su intervención triguera, como fue la panera de la fábrica de harinas de Gordoncillo. Su planta baja alberga además el ‘Aula del Trigo’, un espacio en elque las visitas a estas instalaciones culturales pueden conocer de primera mano la materia prima entorno a la que giraba la industria harinera. En esta sección del Mihacale conservan además diversos documentos y libros originales que en su día pertenecieron al Servicio Nacional del Trigo.
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