¿Cómo vive la consejera de Sanidad estos días?

Entrevista a Verónica Casado que evalúa el trabajo que llevan a cabo estos días así como cuenta su parte más personal de la crisis del coronavirus

Ical
21/03/2020
 Actualizado a 21/03/2020
Verónica Casado, consejera de Sanidad en Castilla y León. | ICAL
Verónica Casado, consejera de Sanidad en Castilla y León. | ICAL
Se siente con todas las fuerzas y está cargada de energía, y todo pese a intensas jornadas que no sabe ya cuándo empiezan ni cuándo acaban. No es la primera crisis que tiene que afrontar la mejor médica del mundo en menos de un año al frente de la Consejería de Sanidad, aunque ésta no tiene precedentes. Verónica Casado explica en esta entrevista concedida a Ical que está satisfecha porque, aunque cometerán errores, sabe que ella y su equipo, en el que integra a un ejército de 36.000 profesionales sanitarios, están entregados para dar la batalla a un coronavirus que a ella también le quita el sueño. Aunque lo tiene claro: "Si estamos todos unidos, lo vamos a conseguir". Adicta al agua y al jabón, que es lo que ha demostrado que mata al virus, convive con las restricciones de cerca, con un marido que también es médico de familia y una madre de 90 años a la que sabe que no puede ni besar, ni abrazar. Con todo, intenta ver el lado positivo, quién sabe si esta cuarentena ayudará a repoblar Castilla y León. "No estaría mal".

- ¿Cuántas veces se está acordando estos días del momento en que recibió la llamada de Cs para incorporarse a la Junta como consejera de Sanidad?
- Me he acordado más veces antes de la crisis del coronavirus que en el momento actual. Ahora lo que tenemos que hacer es trabajar con muchas ganas, con mucha intensidad; organizar mucho; planificar mucho, e intentar tamponar la crisis lo más posible. En estos días no he recordado la llamada, no demasiado.

- Como sanitaria, ¿le hubiera gustado vivir esta pandemia, esta crisis sanitaria, como facultativa de Atención Primaria?
- No puedo evitar ser médico, médico de familia. En estos momentos que mis compañeros están pautando y trabajando mucho, estar a su lado es importante. Pero lo que hagamos desde de la Consejería es absolutamente clave. Ser capaces de prevenir y evitar lo que pueda pasar y planificar es vital. La labor que hagamos desde aquí es mucho más global que lo que pueda hacer cada uno desde su rincón. Pero sí, lo echo de menos.

- Cuánto se prolongan las jornadas de la consejera estos días; a qué hora se despierta y a qué hora duerme, si es que puede.
- Estamos todos trabajando como mínimo 12 horas. El primer sábado y el domingo estuvimos fácilmente 16, pero es lo que toca. Lo que me da muchísima fuerza es el grandísimo equipo que tenemos en la Consejería y fuera; el ver que nadie racanea con su tiempo, y que todo el mundo está trabajando y en sus puestos. Hay muchísima coordinación, muchas ganas de que esto salga bien y de que lo hagamos entre todos. Sentir esa fuerza a mi alrededor, y esa unión dentro de todo el equipo es fundamental. No importa que trabajemos 14 horas, 16 horas, que lo trabajemos todo... porque hay que hacerlo. Me siento muy ayudada y muy respaldada con el equipo.

- ¿Se pone el despertador?
- No me hace falta (ríe). Dormir, duermo poco. El día que más, han sido seis horas. Tardo mucho en acostarme, porque tengo cantidad de cosas que ver, que resolver, que leer... Es bastante fácil que a las 7.30 de la mañana esté con los ojos como platos, pensando, dando vueltas a lo que tenemos que hacer. Pero bueno, ya vendrán tiempos en los que poder descansar.

- ¿Qué sentimientos se agolpan en su cabeza?
- Responsabilidad y compromiso. Son las dos cosas que tengo en mente. Estamos viviendo un momento muy especial, muy terrible, de muchísima responsabilidad. Es importante que no fallemos en nada, ni en nadie. Probablemente cometamos errores, pero no serán ni por falta de trabajo, ni de intención de hacer las cosas bien. Estoy bastante tranquila, porque cuando salen las indicaciones del Consejo Europeo de Prevención y Control de las Enfermedades sobre lo que hay que hacer para organizar el sistema, veo que desde el primer momento es la línea que estamos siguiendo. Esto me tranquiliza mucho. Los sentimientos son de inmensa responsabilidad y de gran compromiso con la sociedad y los profesionales.

- ¿En algún momento ha sentido miedo?
- No. ¿Miedo?, no, no. Es responsabilidad y ganas de que esto salga bien. Si estamos todos unidos, lo vamos a conseguir.

- ¿Cuántas veces ha llorado Verónica Casado estos días, o es de las que prefiere gritar?
- No he llorado ni una sola vez. Estoy llena de fuerza y llena de energía. No es momento de llorar, no es momento de debilidades... No he llorado ni una sola vez, ni he gritado una sola vez. Ahora es importante que mantengamos la calma, la tranquilidad, la unión tanto con el equipo como con la población. No es momento ni de llantos, ni de lloros, ni de desesperaciones. Es momento de sacar todas las fuerzas que tenemos; todas las ganas de que esto funcione. Sólo ha habido un momento en el que he sentido ganas de llorar, no por tristeza, ni por rabia, ha sido por emoción. El otro día, cuando estábamos en la Consejería y de repente empezamos a escuchar un estruendo y nos asomamos y vimos a tantísima gente en el Paseo Zorrilla aplaudiendo....¡Uf! Me emocioné un montón. Emociona, y yo necesito que los profesionales de la sanidad sientan que estamos respaldados, que la gente entiende lo que estamos haciendo y nos apoya, y nos protege. Cuando todos los días recibo apoyo, ánimo, fuerza de toda la gente que me escribe -no doy abasto a leer tantos mensajes, hay muchas veces que ya ni lo puedo mirar...- El respaldo que recibimos es muy importante, y eso sí que me emociona.

- ¿Qué le dice su familia, sus amigos, su antiguos alumnos, compañeros...?
- Lo viven con la alarma y la preocupación del momento. Todos me mandan muchísimo apoyo. Me siento muy arropada. Hay gente que me escribe desde el centro de salud; mis compañeros me dan muchos ánimos; mis pacientes me mandan mensajes y me dicen que están encantados de que esté ahora aquí, aunque les haya abandonado... Siento mucho apoyo por parte de mi entorno y de los profesionales con los que trabajaba. Estoy en varios grupos de WhatsApp de centros de salud, y me viene bien ver que gente se está organizando, que está implicada. Siempre puede haber alguien que diga cosas raras, pero la mayor parte de los profesionales están muy, muy implicados y con muchas ganas de organizarse y hacer las cosas bien.

- Convive con su marido, otro médico de familia, y con su madre de 90 años. ¿Qué sienten, qué le dicen?
- Mi marido lo ve como lo vivo yo; con preocupación, pero también con cierta tranquilidad y calma, porque las cosas si las hacemos de manera organizada, van a salir bien. Mi madre, claro, a veces se siente sola y emocionada, porque no me ve, ni cuando me marcho, ni casi cuando vuelvo, y eso que intenta mantenerse despierta para que la pueda saludar. Abrazar no, porque no lo puedo hacer. A ella esto le suena raro, claro, no lo ha vivido nunca. Tiene la cabeza perfectamente estructurada, y la veo que está preocupada por mí; que no pueden ser tantas horas... Pero como me ve bien, con fuerza, está tranquila. Sabe del coronavirus tanto como yo; está muy pendiente de lo que pasa. Lo que espero es que el coronavirus no entre en mi casa; no entre en ninguna casa. La vulnerabilidad de nuestros mayores es algo que me preocupa, porque está ahí.

- ¿A qué recurre para desconectar, si es que desconecta en algún momento ...?
- La música clásica y el jazz son mis acompañantes, me relajan y me permiten seguir leyendo, pero en un entorno más tranquilo. Leo, sobre todo, novela negra, algo con lo que no tenga que pensar, y también me pongo alguna serie divertida para reírme un poco, distender un poco.

- ¿Le da tiempo a leer libros?, ¿qué está leyendo?
- Muy poco, pero es que soy incapaz de dormirme sin leer. Aunque sea un poco, siempre leo. Estoy con 'La chica del semáforo y el hombre del coche', de David Orage.

- ¿Y la serie, en Netflix?
- Sí, sí en Netflix. Grace and Frankie. Está bien, es la historia de dos mujeres de 80 años que viven juntas, y es divertida.

- ¿Ha sido de los que ha llenado el frigorífico y el congelador hasta arriba?
- No, no. Lo tengo vacío. Solía hacer la compra por internet, pero ahora no se puede. El lunes fue mi marido a la compra. Sabemos que no va a haber desabastecimiento y no he llenado el congelador, ni la nevera, de más de lo que necesito. Está exactamente igual que cualquier otro día del año.

- ¿Es más de jabón y agua o de gel hidroalcohólico?, ¿cuántas veces se lava las manos al día?
- Soy de jabón y agua a todas las horas. Tengo las manos completamente despellejadas. El jabón es lo que ha demostrado que es lo que menos le gusta al virus, y lo mata. Cuando voy a algún sitio uso el hidroalcohólico, si no, jabón y agua, y ¡crema!.

- ¿La parte buena de la cuarentena es que podría traer más niños; no sería mala noticia para Castilla y León?
- (Ríe) Exacto. El otro día estuvimos calculando cuándo podríamos tener un repunte de la natalidad. No estaría mal. Las cuarentenas hay veces que son duras, y eso puede ser un buen ejercicio.
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