Cuando los niños entran en la adolescencia y deambulan por el inestable camino hacia la edad adulta, existe el riesgo de que caigan en nuevas adicciones, como pueden ser el alcohol, las drogas o el juego. Estos riesgos, sumados a los peligros de la tecnología, la comida basura o el tabaco, los acompañarán durante toda su vida. Ahora bien, si identificamos ciertos indicios a tiempo y tomamos los pasos necesarios para prevenir la adicción, los riesgos se reducen enormemente.
Veamos algunas señales que indicarían un posible caso de adicción infantil y cómo deben actuar tanto los padres como otros adultos responsables.
Tener una personalidad adictiva
Las personas que desarrollan problemas de adicción no responden a un tipo de persona concreto. La mayoría de los expertos coinciden en ello, pero admiten que ciertos rasgos personales podrían derivar en trastornos adictivos.
Entre estos rasgos encontramos los siguientes:
• Ser atrevido y amante del riesgo
• Experimentar hábitos obsesivos y compulsivos
• Ser apático
• Sufrir otros problemas de salud mental
Caer fácilmente en otras adicciones
Este elemento debemos agarrarlo con pinzas, ya que muchos niños se hacen adictos a ciertos alimentos, juegos o modas y no pasa nada. El hecho de que un niño se pase el día delante del iPad no significa que vaya a desarrollar un problema de ludopatía en la madurez.
Sin embargo, a medida que el niño crece, los indicios que sugieren una personalidad adictiva pueden ser más evidentes. Por lo tanto, nunca está de más inculcar conductas no adictivas desde la niñez para intentar que lleven una vida más equilibrada.
Contar con un historial de adicción en la familia
Lamentablemente, la vulnerabilidad a la drogodependencia está influida por la genética. Según diferentes estudios, los hijos de adictos tienen ocho veces más probabilidades de desarrollar una adicción en la edad adulta. Además, se ha demostrado también que las probabilidades de que un adolescente fume crecen si también lo hacen sus padres.
Si existen casos de adicción en la familia, lo primero que hay que hacer es asegurarse de que los niños vivan en un entorno seguro. Además, es necesario tomar las medidas necesarias para reducir las probabilidades de que los niños desarrollen problemas de alcohol, tabaco, juego u otras sustancias o conductas en un futuro.
Como evitar las adicciones en los niños
Aunque no existe un método infalible para evitar que los niños padezcan problemas de adicción, se pueden tomar ciertas medidas para encauzarlos por el buen camino.
Analizar los riesgos
En primer lugar, se debe identificar qué problemas de adicción puede sufrir el niño. Si está obsesionado con ganar dinero, puede que desarrolle un problema de ludopatía. Si sufre alguna enfermedad mental y tiende a evadirse, podría acabar dependiendo del alcohol o de alguna otra droga. Combatir el tipo de adicción específica que creemos que puede sufrir el niño resultará muy útil, aunque hay que tener cuidado porque a menudo las adicciones no vienen solas.
Enseñar a afrontar los problemas
Se trata de un ejercicio sencillo que se puede aplicar en la vida diaria. Si un hijo nos expone un problema, hay que sentarse con él y explicarle qué debe hacer para afrontarlo y resolverlo. Por ejemplo, si rompe una ventana jugando al fútbol, es importante escuchar atentamente su relato y establecer con él un plan para remediar el problema.
Si logramos instaurar este tipo de estrategias, cuando crezcan reaccionarán de forma mucho más positiva ante los problemas de la vida. Mientras que los adictos se refugian en las sustancias o actividades que les reportan alivio, las personas con la mentalidad adecuada afrontan los problemas e intentan resolverlos.
No exigir la perfección
Los niños deben saber que nada ni nadie es perfecto. Debemos reconocer sus logros, por pequeños que sean, y recordarles que nadie es perfecto cuando no consiguen cumplir sus expectativas. Hay que tratar de inculcarles que no deben martirizarse cuando hacen algo que no logra satisfacerlos, y que deben sentirse bien cuando hacen algo correcto.
Animar a hablar sin miedo
Hay que explicarles a los hijos los peligros del alcohol, el tabaco y otras drogas, así como de otras actividades adictivas. Es importante que entiendan que pueden contar con nosotros en cualquier momento, aunque hayan metido la pata.
Y hay que actuar en consecuencia. Por ejemplo, si descubrimos que un hijo ha probado el tabaco, no debemos reprenderlo de buenas a primeras, sino explicarle que es normal que sienta curiosidad y exponer los motivos por los cuales no debería fumar. No está de más recordarle que está en un entorno seguro y que es sano hablar abiertamente de estas cosas.
Predicar con el ejemplo
Como hemos dicho antes, los niños tienen más probabilidades de desarrollar una adicción si sus padres tienen problemas de adicción a ciertas sustancias o actividades. Si se fuma o se bebe mucho, es recomendable dejar de hacerlo antes de tener hijos.
Enseñar que se puede beber alcohol con moderación es algo positivo; es decir, no pasa nada si se toma un vino con la cena o una cerveza el fin de semana delante de los niños. Basta con explicarles que es una bebida para mayores y que podrán probarla cuando crezcan.