El 31 de diciembre de 2025 marcará el adiós definitivo de los triángulos de emergencia. Desde el próximo año nuevo, los más de 30 millones de vehículos en circulación en España tendrán que contar con la baliza V-16 de preseñalización en su interior. De lo contrario, los conductores tendrán que enfrentarse a multas y sanciones que podrían alcanzar los 200 euros si se hace un uso indebido del dispositivo o si no cumple con los estándares de seguridad vial. Ante esta situación, son muchos los que se preguntan si la DGT otorgará un periodo de gracia en donde los agentes no sancionarán a los infractores.
Durante semanas, el organismo ha recalcado que no habrá prórrogas posibles, aunque hace apenas unos días, el director de la Dirección General de Tráfico, Pepe Navarro, sí que ha abierto la puerta a una cierta flexibilidad por parte de los agentes en el control del uso de la baliza V-16 los primeros días o semanas del año. Aún con todo, la incertidumbre y la inquietud siguen siendo el punto central de las conversaciones surgidas en torno a un dispositivo que, según datos de laa empresa de asistencia en conducción Coyote, tan solo está presente en la guantera del 20% de los coches contabilizados en el país.
Con este panorama en el horizonte, los leoneses ya buscan locales en donde poder comprar la baliza al precio más bajo posible. De media, las balizas homologadas salen al mercado por un precio que ronda los 40 o 50 euros, aunque los expertos recomiendan tener mucha cautela con posibles ofertas muy por debajo de este intervalo porque, con toda seguridad, sean señales de preseñalización no homologadas. Fran, de Talleres Velasco, nos muestra de cerca todos los secretos de la baliza que venden en el local ubicado en la calle Cruz Roja de León. Hasta la fecha, nos confirma cómo venden a diario “dos o tres balizas”, una cantidad que con toda seguridad aumentará a medida que el 1 de enero se comience a aproximar en el calendario.
Uso sin necesidad de bajar del vehículo
Uno de los puntos donde más énfasis ha hecho la DGT estas últimas semanas ha sido en explicar en detalle el funcionamiento de la baliza y los motivos de fondo que han llevado al Gobierno a decretar su uso obligatorio de cara al nuevo año. Con este dispositivo, la DGT busca eliminar la necesidad de pisar la calzada, un movimiento que, según sus propios datos, provoca el fallecimiento de una veintena de personas atropelladas mientras colocaban los triángulos de preseñalización.
En principio, el conductor deberá colocar el dispositivo magnético encima del techo del coche sin necesidad de poner un pie fuera del vehículo. Al instante, la baliza emitirá una luz visible en 360 grados, perceptible a un kilómetro de distancia. De manera paralela, el dispositivo generará una señal de geolocalización que será recogida por los servicios de tráfico para poder alertar en las aplicaciones de navegación y en los paneles luminosos presentes en la carretera acerca de la presencia del vehículo accidentado.
El propio Fran, a pesar de admitir que se trata de una mejora en la seguridad con respecto a los triángulos, sí que se muestra dubitativo acerca de su efectividad en determinados escenarios de escasa visibilidad. “En un cambio de rasante o en carreteras de montaña, puede que cuando se quiera ver la baliza, ya no haya tiempo”, advierte.
Polémica en torno a la geolocalización
Precisamente, la señal de geolocalización que emite el dispositivo para ser recogida por los servidores de Tráfico ha generado cierta polémica entre los conductores. ¿Tiene la DGT acceso total a mis datos en todo momento? La respuesta es clara: no. La información acerca de la ubicación solo se emite tras pulsar el botón, nunca antes. Fran recuerda cómo el dispositivo lleva en su interior una tarjeta de teléfono y “mientras no la pulses, la señal no se produce”.
Eso sí, para que la baliza funcione correctamente, como usuarios debemos tener siempre presente que el dispositivo funciona por pilas. Desde Talleres Velasco recomiendan a todos los conductores que “revisen al menos una vez al año si está operativa, porque es algo que metemos en la guantera y nos olvidamos de ella hasta el día que nos haga falta”. Un pequeño descuido por falta de previsión que nos puede salir muy caro, especialmente si se demuestra que, en caso de accidente, la baliza no funcionó correctamente o no estaba certificada. En este tipo de escenarios, la infracción leve sancionada con 80 euros ascendería hasta los 200 euros.