Ucale-Coag denuncia el retraso "inaceptable" del pago de las ayudas a apicultores por daños del oso

La organización agraria asegura que la Junta de Castilla y León todavía no les ha abonado las subvenciones de los dos últimas campañas "mientras los daños siguen acumulándose año tras año"

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29/09/2025
 Actualizado a 29/09/2025
Una explotación apícola de la provincia de León afectada por los daños del oso. | L.N.C.
Una explotación apícola de la provincia de León afectada por los daños del oso. | L.N.C.

La organización profesional agraria Ucale-Coag ha emitido un comunicado en el que expresa su "profunda preocupación y malestar" por el retraso "inaceptable" en el pago de las ayudas compensatorias derivadas de los daños ocasionados por el oso pardo en las explotaciones apícolas.

"Los últimos pagos realizados por la Junta de Castilla y León corresponden todavía al año 2023, lo que deja casi de dos campañas completas sin indemnizar, mientras los daños siguen acumulándose año tras año", señala Coag, que asegura que "esta situación está generando una gran tensión económica entre los apicultores, que ven cómo sus colmenas sufren ataques continuos por parte del oso pardo, pese a que ponen todos los medios posibles de prevención, como cierres eléctricos, pastores, y otras medidas disuasorias".

La organización agradece "expresamente" la labor de los técnicos encargados de tramitar los expedientes, que han realizado su trabajo "con eficacia y diligencia", permitiendo que la valoración de daños esté ya finalizada hasta 2024. "Sin embargo, es la Junta de Castilla y León la que no ha habilitado aún el presupuesto necesario para efectuar el pago de dichas ayudas".

Por todo ello, Ucale-Coag exige a la Junta de Castilla y León que acelere "de manera inmediata" el pago de estas ayudas. "La fauna salvaje debe convivir con la actividad agraria, pero no puede ser el apicultor quien asuma en solitario los costes de esa convivencia", defiende la organización agraria.

"En un contexto ya de por sí difícil para el sector primario, estos retrasos suponen un castigo adicional a quienes trabajan día a día para mantener viva la actividad apícola en zonas rurales de montaña, donde el oso pardo se encuentra más presente", indica Ucale-Coag, que concluye: "no se puede permitir que la conservación de la fauna salvaje se haga a costa de la ruina de nuestros apicultores".

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