Castro Ventosa, un lustro de olvido

El asentamiento prerromano de Bergidum cumple cinco años sin actividad y sin acabar el Centro de Visitantes desde el fallido proyecto anunciado por el CSIC para 2011

N. G. Sabugal
03/07/2016
 Actualizado a 18/09/2019
Muralla del yacimiento de Castro Ventosa, asentamiento prerromano de Bergidum, que fue nombrado Monumento Nacional en el año 1931. | ARANTIGUA
Muralla del yacimiento de Castro Ventosa, asentamiento prerromano de Bergidum, que fue nombrado Monumento Nacional en el año 1931. | ARANTIGUA
En un paisaje de viñedos, en los que las uvas son todavía en esta época pequeñas bolitas verdes apenas visibles, está el asentamiento prerromano de Bergidum, que da nombre al Bierzo, y es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de la provincia, por lo que fue nombrado Monumento Nacional hace nada menos que 85 años, en 1931.

Entre los municipios de Cacabelos y Villafranca, en las pedanías de Pieros y Valtuille de Abajo, este yacimiento de Castro Ventosa donde estuvo ese Bergidum originario destaca por la muralla de cronología tardorromana que lo circunda, construida poco antes del año 307 después de Cristo. Son, sin ninguna duda, unos restos de enorme trascendencia e interés para la investigación de los orígenes históricos de la comarca berciana, pero llevan cinco años sumidos en un olvido impuesto por el castigo de la crisis económica, después de que el Centro Superior de Investigaciones Científicas, el CSIC, anunciara en 2011 la congelación de una cuantiosa inversión de cinco millones de euros que servirían para financiar el estudio arqueológico del paraje, conservar los restos existentes y abrir un museo y centro de recepción de visitantes.

Desde entonces, un lustro ya, el yacimiento está abandonado a su suerte, al margen de algunas intervenciones de consolidación y desbroce realizadas estos años por el Consorcio Castro Bergidum, conformado por los Ayuntamientos de Cacabelos y Villafranca.

Pero de aquel proyecto, dentro de otro más ambicioso que se planteó llamar ‘Rojo, Verde y Negro’, nunca más se supo. La paralización de las inversiones del Gobierno central provocó además un efecto cascada en las de otras administraciones, como las comprometidas por la Junta de Castilla y León. Una de las consecuencias más visibles sigue siendo el abandono del Centro de Visitantes situado en Valtuille de Abajo, que no es más que el esqueleto blanco de un edificio totalmente vacío y cubierto de malas hierbas, que además suele inundarse con la lluvia en los meses más fríos.

El edificio, creado por el arquitecto Eloy Algorri, aparece en medio del campo como otro de los símbolos de la parálisis que ha supuesto la crisis económica. Tras una primera fase de las obras, que supuso la inversión de 326.360 euros, la construcción se abandonó y no se volvió a saber nada en firme de la segunda fase de finalización, para rematar el edificio y llenarlo mobiliario y contenido. Esta segunda fase estaba presupuestada en 324.000 euros.

Y el olvido de los proyectos de promoción turística se ha producido al mismo tiempo que el de los de investigación. Así, tras algunas excavaciones importantes realizadas en la zona, las últimas en los años 2007/2008 a cargo de Francisco Javier Sánchez Palencia, del CSIC, y Felipe Criado, de la Universidad de Santiago, el yacimiento no ha vuelto a ser objeto de nuevas intervenciones arqueológicas.

Todo a pesar del enorme valor de este yacimiento, especialmente para el estudio de una época muy poco conocida en el Bierzo: la visigoda, y de la que han aparecido vestigios en los restos de Castro Ventosa. «De la época visigoda, entre los siglos VI y IX, apenas se conoce nada en el Bierzo y en este yacimiento sí que han aparecido restos», explica Rodrigo Garnelo, responsable de la empresa Arantigua, que ha participado en el estudio del yacimiento de la antigua Bergidum.

Entre estos restos están el conocido peine litúrgico de Cacabelos o peine de Castro Ventosa, que actualmente se expone en el Museo de León, y que data de la primera mitad del siglo V después de Cristo. Se halló en Castro Ventosa durante una excavación realizada en 1996 y se trata de tres placas de hueso remachadas con clavos de bronce. Es un objeto propio de los pueblos del oriente europeo y bajo Danubio, traído por los pueblos «bárbaros», aliados de Roma: los godos o quizás los vándalos.

De época visigoda, también se encontró en Castro Ventosa una moneda del rey Sisebuto, que gobernó entre los años 612 y 621, y en la que aparecía la leyenda Bergio Pius, «lo que quiere decir que fue acuñada allí mismo», aclara RodrigoGarnelo.

La moneda se perdió hace tiempo, pero al menos ha quedado registro bibliográfico de su características y existencia. Asimismo, hay referencias bibliográficas de la ocupación de la zona en el Parroquial Suevo (572-582), donde se hace la doble mención de Bergido y Ventosa, «que podría referirse a la dualidad La Edrada-Castro Ventosa», explican desde Arantigua.

Tras esta ocupación visigoda, el cerro quedó abandonado y, aunque hubo algunos intentos de repoblación en 1186 y 1210 por parte de la monarquía, finalmente se ordena demoler la muralla y se aprovecha la piedra para construir el monasterio de Carracedo.

Por fortuna, parte de la esta muralla, con sus 17 cubos en su mitad norte-noroeste, aún se conserva, a pesar de que la falta de un mantenimiento adecuado ha provocado varios derrumbes en el lienzo en los últimos años.

El yacimiento de Castro Ventosa tuvo así ocupación prerromana, durante finales de la Edad del Bronce o primera Edad del Hierro; así como romana, en la que el poblamiento de Bergidum aparece mencionado por el historiador romano Floro (finales del siglo I-principios del siglo II d. C.) y tardorromana, como muestran los numerosos hallazgos de esa época, como cerámicas, así como la tipología de sus murallas.

Sin embargo, otros secretos de Castro Ventosa permanecen inescrutables, porque de momento no hay dinero ni para mover una piedra. Y tampoco se espera la aprobación a corto plazo de la solicitud realizada a la Junta de Castilla y León para tener un plan director para la zona. Y eso que, tras las radiografías realizadas en el subsuelo y el arranque de viñedos en el área, todo está listo para una intervención que no llega.
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