A través de la historia Casa Tele, histórico comercio leonés situado a los pies de la Catedral, se puede iluminar la historia de la provincia. Nació en 1936 cuando Feliciano Cristóbal, un trabador de Telégrafos que había conseguido salir vivo de lo que entonces era el campo de concentración de San Marcos, montó su propio negocio. No podían vender nada que tuviera que ver con la electricidad porque en la mayoría de las casas, sencillamente, no había luz. Los molinos de río empezaron a dar una pequeña e inestable corriente que permitió los primeros avances, y Feliciano comenzó reparando radios y bombillas gracias a sus conocimientos de telegrafista.
Poco a poco fue llegando el desarrollo, en todos los sentidos, y Casa Tele, que llegó a tener casi medio centenar de trabajadores, era presente en toda la provincia leonesa, con agentes comerciales repartidos por las principales comarcas a los que abastecían desde la central leonesa. Llegaron las cocinas de petróleo primero, de carbón después, de butano más tarde… y así poco a poco todos esos electrodomésticos que nos fueron cambiando la vida, como los calentadores o los termos y, obviamente, ese mueble que sigue hoy marcando el compás del mundo, la televisión, que en León se empezó entre otros en Casa Tele, donde recuerdan a la gente sentada en la calle viendo la que desde su escaparate emitía el fútbol o los toros.
En 1981 cogió el relevo de Feliciano su sobrino Domingo, padre del actual responsable de Casa Tele, Luis Cristóbal, que recuerda cómo compraban válvulas y otros accesorios en fábricas que a cambio no les pedían dinero sino legumbres. Sigue al pie del cañón, con las mismas estanterías a las que, al abrir la tienda, les tuvieron que quitar el cacao porque allí hubo fábrica de chocolate, y se lamenta de que, una vez más, siente cómo se valora más desde fuera, ya que muchos turistas entrar a fotografiarse al ver un comercio de los que ya no quedan y a través del que se puede aportar, literalmente, un poco de luz a la historia de esta provincia.