Ausencia de un bien preciado en el olvido

La junta vecinal de Estébanez de la Calzada reclama un libro desaparecido del siglo XVIII

Patricia Ferrero
23/06/2015
 Actualizado a 10/09/2019
El arca alberga libros y boletines que datan, la mayoría de ellos, del siglo XVIII. | P.F.
El arca alberga libros y boletines que datan, la mayoría de ellos, del siglo XVIII. | P.F.
Entre 200 y 300 años de historia metidos el ‘baúl de los recuerdos’. Estébanez de la Calzada guarda desde hace años los documentos de su historia en un arca de madera que pasó décadas destinada al olvido, al igual que este pueblo, por el que transita el Camino de Santiago, ha sido el «gran olvidado» del municipio a ojos de sus vecinos y que ahora se han propuesto «sacar del anonimato».

Libros de registro, leyes, boletines y decretos de siglos de antigüedad, la mayoría del XVIII, han desafiado el paso y las inclemencias del tiempo para, únicamente, ser un ‘trasto’ más cubierto de polvo en el fondo de una habitación abarrotada de muebles y objetos inservibles, quizá por desconocimiento de sus ‘guardianes’, cayendo en el más absoluto abandono.

El cronista Martín Martínez se valió de estos documentos para elaborar un libro sobre la comarca del Órbigo Pero ahora estas ‘reliquias’ han vuelto a ver la luz; aunque no todas. Junto con estas ‘joyas’ se hallaba una ‘Real Carta Executoria’ –equivalente a las sentencias judiciales de la actualidad– de Carlos III, que data del año 1781. Un atractivo manuscrito con cubiertas de cuero marrón repujado y con un cierre de hierro que recientemente ha pasado del olvido a ser un objeto codiciado. Y es que, si más de doscientos años entre polvo y humedad consiguieron preservar este documento, hace poco más de un mes que fue sustraído del arca en la que se encontraba apelmazado junto con los demás escritos y aún hoy permanece desaparecido.

«Sabíamos que hasta entonces estaba allí porque fuimos poco antes siete personas a atestiguar la existencia de todos los libros del arca», señala el nuevo presidente de la Junta Vecinal, Cándido Martínez, que sospecha que «quien se lo llevó sabía qué se llevaba», pero no sabe calcular si tendría o no algún valor económico ni por qué fue éste el único que desapareció.

La Entidad Local Menor, responsable de su cuidado, quiere agotar las alternativas antes de presentar una denuncia formal; si bien piden a quien lo haya visto que informe de su paradero ya que consideran que «si no económico, lo que sí tiene es un valor documental e histórico», y cuentan con la posibilidad de incluirlo como parte del patrimonio del futuro Museo de la Tierra Cruda que se pondrá en marcha próximamente en este municipio.

Estos documentos, que primero se ubicaban en la iglesia y después pasaron a ser responsabilidad del pueblo a través de la Entidad Local, dejan constancia de algunas curiosidades de la España de la época y más concretamente lo concerniente a Estébanez y sus proximidades. Tanto es así que el cronista Martín Martínez, natural de esta localidad, se valió de esos documentos para elaborar la historia de esta comarca bañada por el Órbigo, en su publicación ‘Vocabulario, costumbres y paisajes en la Ribera del Órbigo’, de 1985. Sin embargo, no ha sido hasta estas fechas que se ha vuelto a poner en valor este patrimonio, de cuya protección se está encargando ahora la actual Junta Vecinal, buscando un lugar apropiado para salvaguardarlos «porque», según el alcalde pedáneo, «estaban guardados de cualquier manera».

‘Reliquias’ del arca


Entre las ‘reliquias’ que conserva el arca se encuentra una parte del catastro del marqués de Ensenada, estadista y político ilustrado que en el siglo XVIII llegó a ocupar los cargos de secretario de Hacienda, Guerra y Marina e Indias y fue consejero de Estado durante los reinados de Felipe V, Fernando VI y Carlos III.

También existe un real decreto de caza y pesca y libros de censos, que reflejan que por aquel entonces sólo se inscribía a los varones, con su nombre y profesión, pero no a las mujeres.

Es preciso señalar finalmente que algunos documentos presentan distinciones entre Estébanez y Calzada, dado que en su momento se consideraban dos poblaciones independientes y documentan a sus gentes, costumbres y tradiciones, a través de escritos que en su momento eran puramente utilitarios pero que ahora forman parte de la historia.
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