El Ayuntamiento de León aprobó este viernes en sesión plenaria, de manera definitiva y por unanimidad la nueva normativa sobre limpieza de espacios públicos y privados, residuos y economía circular, que entrará en vigor 15 días después de que se publique en el Boletín Oficial de la Provincia.
Destaca como gran novedad la obligación de limpiar el orín de las mascotas, cuyos dueños deben portar un recipiente con agua en cantidad suficiente para diluir la suciedad. Cabe recordar que en el documento inicial se incluía la necesidad de que fuese líquido desinfectante, pero las aportaciones del Servicio Municipal de Salubridad recomendaron este cambio. El motivo es que «el uso de líquidos desinfectantes, sin control y especificidad, no debe estar recomendado, podría ser perjudicial y causar daños en mobiliario, pavimentos o revestimientos. «Lo más oportuno, es el uso de agua limpia con la cantidad apropiada en cada caso, para diluir suficientemente el orín de la mascota, evitando así los olores y efectos negativos del orín», explicaban los técnicos en una propuesta que fue incluida en el texto definitivo.
Cabe destacar que la ordenanza mantiene además la obligación de recoger las heces de los perros en las correspondientes bolsas, así como la de no tender ropa en terrazas o balcones que den a la vía pública. También se reorganizan los horarios para depositar la basura en los contenedores y finalmente el Ayuntamiento asume por «razones de interés público» la limpieza de las pintadas en las fachadas de edificios privados que den a la calle. Inicialmente se iba a imputar estas tareas a los propietarios, pero la petición de la UPL hizo que se cambiase el planteamiento. Cabe detallar en todo caso que en este punto de la ordenanza se incluye como excepción los garajes, portales y otros elementos de acceso restringido, así como aquellas propiedades protegidas con videovigilancia y otros sistemas de seguridad.
Más allá de las prohibiciones concretas, la ordenanza destaca por la incorporación del fomento de la economía circular, que tiene un título específico y sitúa a León en el grupo de cabeza de las entidades locales que buscan maximizar el tiempo que los materiales forman parte del ciclo productivo antes de su retirada definitiva. Se trata de prevenir la generación de residuos evitando el consumo de nuevas materias primas, además de priorizar la reutilización y el reciclaje, además de otras formas de valorización para relegar al último lugar la eliminación de residuos mediante su depósito en vertedero. Para lograrlo, el texto plantea «la creación de espacios para intercambio de enseres, talleres de reparación o mecanismos de depósito de residuos para su posterior reutilización».
Además, «aquellos establecimientos que se quieran adherir a fórmulas para evitar el despilfarro de alimentos, como son la puesta a disposición en recipientes al efecto en las cercanías del establecimiento, organizaciones no gubernamentales, servicios sociales municipales u otros podrán beneficiarse de medidas económicas, financieras y fiscales para fomentar la reducción y el aprovechamiento de los productos». La misma línea se sigue al recoger que «las bibliotecas municipales y los puntos limpios fijos arbitrarán sistemas de recogida de libros con el fin de darles una segunda oportunidad». Otros artículos de la ordenanza marcan la obligación de usar «vajilla reutilizable en los actos públicos de más de 100 personas» y los bares y restaurantes tendrán que ofrecer siempre a su clientela «la posibilidad de consumo de agua no envasada de manera gratuita».