La localidad de Riaño celebró este sábado la XVI Fiesta del Capilote en la que esta flor –el capilote o narciso- se ha convertido en todo un símbolo del pasado y el presente del valle. Los actos dieron comienzo a primera hora, como ya es habitual, con la recogida de capilotes y el engalanamiento de calles.
La programación de esta jornada festiva contemplaba otras actividades como exposición de los dibujos y fotografías participantes en los concursos, concurso de tortillas, juegos infantiles tradicionales, pintacaras, misa cantada por el coro Adolfo Tostón o procesión con los pendones de los pueblos.
La fiesta prosiguió en la carpa habilitada en la avenida Valcayo con baile vermú, una master class de zumba, o comida popular donde no faltó la paella.
Concurso de tute, pasacalles con la charanga Manía, y concierto con Trío Fusión y disco móvil redondearon el programa de tarde/noche.
La historia de esta fiesta tiene sus orígenes en 1985, fecha en la que los vecinos protestaron ante la notificación de desalojo de varias viviendas en Vegacerneja, pueblo cercano a Riaño, para hacer la nueva carretera. La fecha del desalojo era el 17 de mayo, razón por la que la fiesta tomó como símbolo ‘el capilote’, ya que esta es la fecha de su floración.
En 1987 volvió a repetirse como protesta ante los planes inminentes de inundar Riaño y otros 8 pueblos de la comarca con la construcción de un pantano, que finalmente se llevó a cabo en 1987. En el año 2006 los mozos de Riaño se propusieron recuperar el Día del Capilote como una manera de recordar y de homenajear a toda la gente a la que en el verano de 1987 les arrancaron no sólo sus casas, sino parte de sus vidas.