"¿Alguien puede creerse que un imputado puede negarse 12 años a dar una muestra de ADN?"

El principal investigado por el crimen de Nava niega haber tenido relación alguna con Rocío y manifiesta sentirse "agotado" por la injusticia

I. Herrera
26/11/2017
 Actualizado a 12/09/2019
juzgados-dani-33.jpg
juzgados-dani-33.jpg
Esta historia, como las monedas, tiene dos caras, y la otra es la del principal investigado por la muerte de Rocío, M.M.A., que hasta ahora, y por recomendación de su anterior abogado, había permanecido en el más absoluto silencio negando, eso sí, cualquier implicación con el crimen. Pero ya, doce años después y en el mismo punto que entonces, asegura sentirse «agotado», «doce años son demasiados para estar en constante punto de mira y de las dudas de todo aquel que no me conoce; sólo yo sé cuánto daño me han hecho y me siguen haciendo a nivel personal y profesional».

M.M.A. está cansado de leer y escuchar historias que, según indica, no se corresponden para nada con la verdad. «Lo primero, la muestra que se está requiriendo actualmente no es para cotejar el ADN que, de hecho, ya lo tienen, pues lo he dado en dos ocasiones a los médicos forenses del Juzgado de León cuando así se me ha pedido. ¿O de verdad alguien se puede creer que un imputado en un caso de este tipo puede negarse durante tanto tiempo a dar una muestra de ADN? No, y por más que lo repitan no se va a convertir en verdad», explica M.M.A. Y puntualiza que la prueba que actualmente está pendiente de practicarse es de cabellos para poder así cotejarlos morfológicamente con los recientemente hallados en el informe forense de Frontela. «En ningún momento me he negado a practicar dicha prueba y la única razón por la que no se ha llevado a cabo el día que, voluntariamente, he acudido a los juzgados es porque mi cabello aún no alcanza la longitud óptima que requieren».

M.M. acaba insistiendo en lo que, quizá, sea lo fundamental, pues según sostiene «jamás tuve una relación con Rocío, ni sentimental ni siquiera de amistad, y nadie puede demostrar lo contrario; tan sólo nos vimos una vez en persona meses antes de su desaparición». Por tanto, «ni tengo nada que ver con su supuesto embarazo ni jamás fuimos a tratar el tema con mi padre, como sostiene la versión de la otra parte». Es más, añade, «la familia de Rocío no reparó en mí cuando su hija desapareció, no fue hasta tiempo después cuando lo hicieron y desconozco las razones». «Doce años son demasiados para luchar contra la injusticia de una presunción de inocencia que nunca se me ha otorgado», concluye.
Lo más leído