"Abuela, ¿y si me corto el pelo y lo dono a niños con cáncer?"

Cada vez son los leoneses que se animan a donar su melena para la fabricación de pelucas gratuitas para los que más lo necesitan

Noemí Carpintero
12/08/2019
 Actualizado a 19/09/2019
La donante Elena sujetando su trenza cortada junto a su abuela Vicenta. | N. CARPINTERO
La donante Elena sujetando su trenza cortada junto a su abuela Vicenta. | N. CARPINTERO
Elena tiene 14 años y una larga melena morena y rizada. Su abuela Vicenta es colaboradora habitual en la Asociación Española Contra el Cáncer de León y allí había oído hablar de las donaciones de pelo para elaborar pelucas a enfermos de cáncer. Un día se lo comentó a su nieta Elena, quien sin pensárselo dos veces se trenzó el cabello, se lo cortó y aprovechó su estancia en verano en León para acercarse junto a su padre y su abuela a la Asociación y dejar allí su trenza, a la espera de una segunda vida.

"No sabes lo importante que es hasta que lo necesitas", relata una mujer que sufre de esta enfermedad y acude a la Asociación en busca de una peluca que le siente bien y le ayude a verse "como siempre" cuando empiece a perder cabello por culpa del tratamiento. "Ellos te apoyan, te acompañan todo el tiempo de forma altruista, tienen psicólogo y asistente social para cuando lo necesites tú o tu familia", explica la mujer, que no pierde la sonrisa consciente de la importancia de mantenerse "más fuerte que nunca" en la lucha contra la enfermedad.

"Hay gente que lo pasa mal y con eso le ayudas", cuenta orgullosa la joven Elena. Una enfermedad en la que la autoestima es de las primeras damnificadas y el espejo pasa a ser un nuevo enemigo al que hacer frente a diario. Un proceso largo y tedioso en el que cualquier apoyo o gesto cariñoso, tanto de dentro como fuera del círculo familiar, importa.

La pérdida del cabello es uno de los síntomas secundarios al que muchos enfermos de cáncer tienen que hacer frente, una carga psicológica que añadir a la dura batalla contra esta enfermedad. Cuando se comienza un tratamiento oncológico, como la quimioterapia, la acción de los distintos fármacos sobre el folículo piloso provoca una destrucción del mismo y, por tanto, la pérdida del pelo. En el caso de la radioterapia se destruye también el folículo piloso por lo que, aproximadamente a las dos o tres semanas de iniciar el tratamiento, comienza a caerse el cabello exclusivamente en la zona irradiada.

Una enfermedad en la que la autoestima es la primera damnificada y el espejo pasa a ser un nuevo enemigo.
"Yo cogí dos pelucas y me las probé tranquilamente en casa para ver cual se adaptaba más a mí", explica la mujer. "También me dieron dos turbantes y me han comentado que puedo acudir a clases de automaquillaje. Todas estas cosas ayudan, y mucho", concluye agradecida.

Son muchos los leoneses que, animados por la importancia que un simple tijeretazo de su melena puede tener para mejorar las condiciones de vida de otra persona, aprovechan los meses de verano para acudir a una de las peluquerías que se suman a esta iniciativa en la ciudad o a la propia sede de la AECC para hacer su donación "que no cuesta nada y hace mucho", como afirman desde la Asociación.

Las condiciones para donar cabello son muy sencillas: debe tener un mínimo de 30 centímetros de largura, entregarse limpio y seco atado de raíz a puntas en una trenza o coleta y encontrarse sano o poco dañado químicamente, aunque también se permiten entregas de cabellos teñidos.

En la AECC de León aceptan también donaciones de pelucas, turbantes o pañuelos para darles una nueva vida, además de material ortopédico como sillas de ruedas o camas plegables que puedan ser usadas por otros enfermos en la provincia. "El voluntariado también es muy importante, puede ser hospitalario o a domicilio para los más enfermos, además de charlas y talleres gratuitos y sin ánimo de lucro impartidos por diferentes profesionales durante todo el año", cuenta Raquel Omaña de la AECC.

"Se ha animado más gente de la que pensábamos, han venido muchas niñas a donar su melena"
"Cobramos un precio simbólico que son cinco euros por corte y envío del pelo" cuenta Maite, peluquera de Duarte Peluqueros en León. "Los que más se animan son gente joven, de 16 a 25 años aproximadamente, y también acuden muchos chicos que se han dejado el pelo largo para poder donar", concluye.

Lorena, peluquera en La pelu D Loore, cuenta que no es solo cosa de jóvenes. "Sorprendentemente se ha animado más gente de la que pensábamos y han venido muchas niñas de menos de 14 años a donar su melena", explica orgullosa de poder aportar su granito de arena contra esta enfermedad.

En el caso de las niñas, se solicita una largura de 20 centímetros y sus melenas suelen aprovecharse para elaborar pelucas para otras niñas que las necesitan. "Hace falta una longitud mínima del pelo porque se tiene que poder tratar, tiene que estar en buen estado, seco y limpio para poder utilizarlo, da igual que sea rizado o liso y el color o si está teñido, todo eso se trata posteriormente", detallan desde la Asociación.

Un tijeretazo que puede significar mucho para un enfermo y ponerle en pie para luchar un día más contra el cáncer, la enfermedad del siglo XXI. Un cambio de look en una melena que al poco tiempo volverá a crecer, pero que para otra persona puede suponer una mejora de su autoestima e imagen, punto clave para su recuperación y felicidad.

Dona cabello, dona sonrisas y, sobre todo, dona esperanza.
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