Absuelto de una sanción un sargento de la Guardia Civil de Fabero por una pelea de un subordinado con el cura

El agente amenazó al párroco el Día del Pilar de 2012 por expulsar de misa a sus hijos

L.N.C.
09/12/2015
 Actualizado a 10/09/2019
Imagen de archivo de un agente de la Guardia Civil. | L.N.C.
Imagen de archivo de un agente de la Guardia Civil. | L.N.C.
El reproche del párroco de Fabero a los hijos de un guardia civil, D.G.L., durante la misa por el Día del Pilar de 2012 motivó un enfrentamiento posterior del agente y su suegro con el cura. Por estos hechos, el sargento A. Ll. F., presente durante el desencuentro, fue sancionado con tres días de suspensión de funciones por una falta leve por «no impedir, en el personal subordinado, cualquier conducta tipificada como falta leve».

Esta sanción fue recurrida por el sargento ante el Tribunal Militar, que confirmó el castigo, pero «de forma incorrecta» y ahora el Tribunal Supremo acaba de admitir los argumentos del sargento, que en su recurso afirmaba que no se había respetado su presunción de inocencia.

En su lugar, el Tribunal Militar lo rechazó porque «la sanción no era desproporcionada». Ahora, el Tribunal Supremo admite un error de forma porque cree que el tribunal no contestó a lo que se le preguntaba y «no respondió a los argumentos de la defensa» y considera anulada la sanción por la «incongruencia» del Tribunal Militar en los argumentos de rechazo del recurso del sargento sancionado.

Los hechos, que ocurrieron hace tres años y a la vista de muchos de los vecinos de la localidad, se produjeron durante la celebración de la misa del Día del Pilar, cuando el cura, M. S., «se vio obligado a llamar la atención a dos hijos del guardia civil, invitándoles a salir del templo», lo que hizo que el agente le esperara a la puerta de la iglesia para hablar con él.

Pocos minutos después ambos salían del templo, «alterados y profiriendo el guardia civil frases como que ‘ya estaba hasta los cojones’, ‘todos los años igual’ y ‘ya está bien’, momento en que el suegro del guardia cogió al cura por el brazo, soltándose éste fuertemente con un gesto violento».

Ante este altercado, que estaba siendo observado por muchas personas, algunas de las cuales eran autoridades municipales, el guardia civil J. L. B., «viendo cómo el guardia levantaba el puño en un gesto amenazante, se interpuso entre éste y el cura, apartándolo del lugar», según relata la sentencia.

El sargento de la Guardia Civil de Fabero, presente durante el altercado, fue después sancionado por no impedirlo, sanción ahora eliminada por un defecto del Tribunal Militar en el rechazo de su recurso a la sanción.
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