No olvides esa mano. Fíjate en esas venas que son los caminos que ha recorrido Carmen en 110 años de vida ejemplar. Los mismos que tenía Claudia, que falleció hace unos días, esa palentina «currante, generosa, menuda, dulce y besucona», en palabras de su nieta Susana, una mujer que bebió el frío de la vida ayudada de un chupitín de autoarranque, como se hizo siempre.
Estamos olvidando estas manos y las lecciones que nos dieron.
Hoy llega a León La Chunga, una gitana-gitana, bailaora y pintora, orgullosa de serlo, que bailaba descalza para que no se le olvidara que hubo un tiempo en el que era tan pobre que no tenía ni para comprarse unas alpargatas. Tenía miedo de que el brillo de conocer a Picasso o ser admirada por Ava Gardner le hiciera olvidar quién era. Yal descalzarse para bailar lo recordaba, por más que le sonriera la vida y le permitiera comprar no solo alpargatas, lo que quisiera. Pero, ¿qué es lo primero que compró?Una casa... para sus padres, lo repite una y otra vez.
Tal vez todos debiéramos caminar descalzos. Tal vez todos debiéramos mirarnos alguna vez en el espejo de las venas hinchadas de nuestros centenarios.
¿Te imaginas esas manos en cualquiera de los jetas que ayer mismo pasaron por juzgados diversos a justificar sus tropelías?
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