Lo que sabrá este perro

No te puedes ni imaginar lo que ese perro significa para nuestro paisano de la foto. Nunca se podrá saber hasta dónde llega la complicidad, la cercanía, la amistad sincera. No puedo olvidar, cada vez que veo a un anciano y un pequeño perro, a Noris el de la Casa del Humo de Lois. Llegaban al corral y creías que había alguien en casa, estaban hablando, pero solo era el gran Noris que le contaba la historia de la Catedral de la Montaña o la Cátedra de Latines para que no se le olvidara cuando vinieran turistas a visitarla.
Honorino paseaba por el pueblo en madreñas con su perrina, la Sola, enredando a su alrededor, sin entrampar nunca a su amo, que no dejaba de hablar, de contarle cosas de esas gentes tan ilustres que vivieron en el pueblo y de sus edificios. 
Un día un coche acabó con la vida de la Sola, que dejó los paseos de Noris sumidos en la soledad. No tardo mucho el buen paisano en irse de este mundo. No hay datos, pero a ningún vecino se le escapó la tristeza en la que sumió a Noris la ausencia de aquella perrina que escuchaba sus soledades. 
Cuando al bueno de Salva Armesto le arrancaron de su lado a Paca, sin contemplaciones, nadie le habló de compañía, de las conversaciones que mantenían en cualquier banco de la ciudad, de las horas de silencio viendo pasar las vidas de los demás, de la sincera amistad rota... Le hablaron a Salva (la autoridad no habla con perros)de no sé cuántas leyes, le vacilan explicando que «la confiscación se ha llevado a cabo en ejecución del Decreto de diciembre referenciado ‘ut supra’ del Concejal Delegado de Desarrollo Urbano...»
Claro, si es ‘ut supra’, seguramente tengan razón, pero a mí me suena a un autobús de Alsa.