Parches contra el olvido

08/06/2023
 Actualizado a 08/06/2023
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Las paredes del abandono se van cayendo. Cada invierno se derrumba una teja que nunca se repone y el agua va haciendo su labor lenta pero imparable de destrucción.

Cada tormenta una vieja pieza de adobe deja que el agua encuentre un cauce para abrirse camino hacia el interior e instalar allí la humedad, el olor a herrumbre y el color verde de los hongos.

Cada año más casas enseñan sus heridas sin ni siquiera tiritas que detengan su avance. Cada año más ruinas acompañan el paseo de los visitantes por esos pueblos a los que nadie busca soluciones pero sí sobran palabras huecas, expresiones vacías, definiciones robadas a la literatura que son eso, pura literatura.

Como mucho, como en la foto, algunos parches contra el olvido. Si se cae la ventana o la puerta se hace añicos ocupan su espacio paredes de ladrillo, bloques o adobes. Si el marco resiste, pues se deja el marco como ejemplo de la práctica de la colocación de parches contra el olvido.

La paradoja vive al lado. A pocos metros del marco sin ventana y el agujero hacia la nada no faltará la casa restaurada, las paredes de piedra noble, los tejados de teja nueva, las ventanas de cristal doble...

«En verano se llena el pueblo», podremos seguir diciendo.
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