Haymuchos sistemas para saber si ya llegó el verano con sus fiestas y celebraciones, dado que no siempre verano es sinónimo de buen tiempo, al menos en estas tierras a cuya capital llaman poéticamente la ‘ciudad del frío’.
Uno de ellos es comenzar a ver a los asturianos que nos visitan paseando por las carreteras con gorra, cacha y pantalón corto que deja ver la blancura de una piernas a las que todavía no pilló «el sol de Castilla», con perdón de la UPL, pero ellos lo dicen así. Otra es que las bicicletas son para el verano y se llenan de ciclistas de todas las edades. Otra es cruzar cada poco un camión escenario con una orquesta camino de cualquiera de las verbenas que se celebran por todos los rincones. Otro podía ser los concejos del pueblo, que en invierno sólo se habla de «la paca, la vaca y la jata» y en verano se introduce en el debate la semana cultural, la recogida de la basura y hasta el olor de algunas cuadras ¿Aqué huele que molesta?Pues a vaca, pero al que le molesta ya se olvidó la cantidad de horas que pasó ordeñando antes de marchar para Ensidesa.
Y otra prueba de que llegó el verano, la definitiva, es que se suceden por todos los rincones de la provincia las ferias y fiestas romanas, medievales, las recreaciones de las batallas (hayan existido o no)... El largo viaje del botijo, de época, al botijo actual, que le llaman botella de plástico.
Dos mil años de botijo a botijo
20/06/2015
Actualizado a
18/09/2019

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