Se empeñan en estos días tristes para creer en el género humano –al menos en el género humano político– los del Festival Mundo Ético en convencernos de que otro mundo es posible; no sólo posible, incluso podría ser más justo, más ético y menos hediondo.
Y ello llevó a Mauri a una asociación de ideas para intentar convencernos, en estos días de saturación de lesión de Ronaldo, genialidad de Saúl y Pep frotándose la calva... de que otro deporte también es posible, que hay vida más allá de la tapia del estadio del Nuevo Reino o el Bernabéu.
Y deja posada en este rincón de salida del periódico la mascota de nuestro equipo de rugby, con su peluca y todo, la mascota de un deporte que no quiere parecerse en nada al fútbol de ahí que haya alimentado aquella expresión de que «el rugby es un deporte para villanos jugado por caballeros y el fútbol es un deporte para caballeros jugado por villanos».
Es cierto que los jugadores de rugby se dan a dolor, siempre te cuentan la historia del neozelandés Buck Shelford, al que primero pisaron y reventaron el escroto, y siguió jugando; después perdió cuatro dientes y le pidió al médico un arreglo de urgencia, y siguió jugando, aunque no pudo acabar el partido, bien es cierto que por una conmoción cerebral.
Y siempre le hacen caso al árbitro, al que tratan de usted. Ydespués de matarse van todos juntos a la cantina, tercer tiempo le llaman.
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