¿A qué cara de la mirada te apuntas?, ¿qué interpretación prefieres?, ¿disparas a bote pronto o cuando se calman las aguas lo piensas?
Al ver la fotografía es humano pensar que vas a clamar por la libertad, aquella palabra tan bella que muchos dieron la vida por ella hasta que la hicieron sinónimo de tomar una caña y no parece que la sed vaya a ser tan insaciable como para que te juegues la vida.
Es muy humano y digno que también pidas que se acaben las cadenas y las jaulas para todos, que poner más huevos a la semana no puede ser justificación para esa cárcel de alambre fina.
Y hasta se lo dices al dueño con el argumento de que los huevos serán más amarillos, ecológicos, sabrosos y hasta atractivos a la vista cuando la yema se muestre en todo su esplendor camino de la sartén o el flan.
– Todo me parece perfecto, yo también lo comparto, los huevos de más que te imaginas se los doy a Cáritas, si quieres, pero tienes que hacerme un favor, hablar con el zorro y el tejón hasta hacerles entender la libertad, el color de las yemas, la vida bebiendo aire puro... porque cuando me las lleva el zorro no creo que vayan al cielo, precisamente; argumenta el dueño.
Una cosa piensa el borracho... y otra el cantinero.
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