Combate nulo en medio del caos en la Vuelta a León

[GALERÍA DE FOTOS] La llegada fue una locura al indicar mal a los corredores y entrar a meta por detrás ahorrándose 2 kilómetros y encontrándose la llegada de repente / Elorza, el más listo

Jesús Coca Aguilera
22/07/2015
 Actualizado a 12/09/2019
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Parecía que iba a ser una etapa tranquila. Tras la locura que los abanicos prepararon el primer día, con múltiples cortes y diferencias definitivas, el día transcurría encaminado esta vez sí a una llegada masiva.

El pelotón iba a mil por hora desde su salida en Posada de Valdeón, ninguna de las fugas se permitía ni llegaba a coger más de 30 segundos, y entre la velocidad y el miedo a gastar demasiado en vísperas de la etapa reina, un amplio grupo de ciclistas llegaba junto a los rapidísimos últimos 15 kilómetros entre Boñar y Sabero.

¿Un día de transición? En absoluto. Porque, de la nada, el caos se desató. Los últimos dos kilómetros y medio debían haber transcurrido por las calles de Sabero... pero nunca existieron. Un grave error de señalización por parte de las fuerzas de seguridad hizo que, en la entrada al pueblo, el pelotón girara a mano derecha en vez de seguir recto.

¿El resultado? Que, de repente, los ciclistas que iban en cabeza se encontraran a 300 metros la línea de meta.... y sprintaran en busca del triunfo. Eso sí, entraban en meta por detrás, con los espectadores colocados en el sitio correcto para verles, los medios gráficos haciendo su particular carrera yéndose hacia el otro lado para evitar colisiones... y el desconcierto, los nervios y los gritos desatándose en la llegada.

Porque la locura iba en aumento. Y es que, a algunos de los grupos que llegaban por detrás, sí que se les hacía dar la vuelta y hacer el recorrido correcto... a la vez que otros ciclistas llegaban en el sentido de los ganadores. ¿La consecuencia? Que en el mismo momento hubiese ciclistas entrando en meta por un lado y otro.

El caso era absoluto. Los corredores ponían el grito en el cielo. A Javier Fernández ‘se lo llevaban los demonios’. No era para menos. Como organizador, aunque ninguna culpa se le puede echar a la organización dado cómo se produjo; y como director del Diputación de León, al que se le escapó entre las manos un triunfo que acariciaba.

Cuatro ciclistas tenía el corredor leonés en el grupo delantero. Entre ellos a su gran baza, Rodrigo Araque, y a dos corredores como Méndez y Jiménez que se adaptaban bien a la llegada. Pero cualquier planificación para ese tramo final quedó en nada. Sólo aquellos que estaban delante en el pelotón tuvieron opciones. Y Mikel Elorza fue el más listo y se llevó una etapa en la que Araque aún pudo remontar hasta quedar segundo, demostrando que tenía el triunfo en sus piernas.

Un final inesperado y una decisión salomónica de los jueces, que tampoco tenían otra alternativa. Dejar a Elorza como ganador pero, por lo demás, dar a todo el pelotón el mismo tiempo de llegada. Como si la etapa no existiera. Combate nulo antes del gran asalto.
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