No soy muy amigo de prestar atención a las novedades que derivadas de la política, o de lo que a su lado se cuece, por resultar repetitivo aunque provengan de diferentes siglas, pero ahora le tocó a Ábalos, hombre con una amplia trayectoria política, y todo ello de rebote por las supuestas conductas de su hombre de confianza, Koldo García, las cuales salpican hasta no se cuando ni a quienes más. Porque lo malo, como dice el refrán, no es como empieza si no como termina, y este caso, el fin no se vislumbra.
En principio hay que distinguir las mascarillas de los más carotas. Es cierto que en los momentos más álgidos de la pandemia por el indeseado Covid lo importante era encontrar remedio lo más pronto posible a costa de lo que fuera.
Porque no hay mayor miedo que el que se produce frente a lo desconocido, como era el caso, que consiguió recluirnos en casa como no lo habíamos vivido hasta entonces. Una vez pasado el miedo y la denominada pandemia, aunque queden restos y debamos tomar precauciones ante un posible repunte para que no nos pille desabastecidos y tengamos que importar de algún país de esos que, como maquinas automáticas, las fabricaban en grandes cantidades y, seguramente, a muy bajo precio.
La verdad es que impresionaba ver a la población embozada, cual si de asaltantes de bancos en las películas del Oeste se tratara, sin que nadie inspeccionara la adquisición de las demandadas mascarillas que, como escuché decir, había quien las esperaba llegadas de China en el mismo aeropuerto, con dinero en mano, por si alguien se adelantaba y se quedaran sin ellas.
En estos momentos en los que, como dice el refrán «el miedo guarda la viña», lo único que la población, casi mundial, deseábamos era encontrar la vacuna frente a ese mortal y desconocido virus.
Yo, como muchos de los habitantes del mundo, no habíamos oído hablar del Covid en nuestra vida. En consecuencia las mascarillas que solamente se usaban para la protección de actividades contagiosas y de protección, se convirtieron en el bien más esperado con el fin de evitar caer en las garras del asesino virus, que tanta gente se llevó por delante antes de dar con la vacuna protectora.
Lo cierto es que, según citan los medios informativos, el caso ‘Koldo’ puede salpicar a más gente que, viendo la ocasión de obtener generosos beneficios de manera fácil, supuestamente, han podido verse comprometidos.
Todo esto me trae a la memoria lo que hace muchos años escuché a un niño de la montaña cuando le preguntaron que era lo que quería hacer de mayor, a lo que sin inmutarse exclamo: «A mi que me pongan tierra por delante, que de recorrerla ya me encargaré yo».
Aunque entonces lo que se llevaba era la boina: para quitarse el sombrero, Dorin.